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No es lo que se dice

Caveto, escocia y nacela, tres molduras diferentes

 

Es frecuente el empleo de los términos nacela y anacelado/a para designar cualquier tipo de moldura que presente alguna concavidad cercana al cuarto de círculo. Como tantas veces, también aquí se peca de reduccionismo. Sin embargo, cuando el genio del idioma acuña lemas específicos para realidades distintas, lo hace con el propósito de dotar a los conceptos de la precisión necesaria que evite la ambigüedad, siempre nefasta para el mutuo entendimiento. Por tanto, le hacemos un flaco favor al idioma y a nuestras coordenadas mentales desdeñando la diferencia y metiendo todo en el mismo saco.

En arquitectura, la moldura cóncava relativamente próxima a un cuarto de esfera recibe el nombre de caveto. Y así, por ejemplo, un caveto aislado configura en algunos casos el vuelo de un modillón o un canecillo, y si con menor vuelo se alarga mucho por los costados, conforma esa sencilla y a menudo estrecha moldura corrida que resuelve, por ejemplo en una habitación, la transición de la pared al techo con el popular nombre de cornisa (3) —término cuyas credenciales, sin embargo, las encontramos originalmente en la parte más elevada de un edificio (cornisa [1]) e incluso de un  pedestal—.

De igual modo la escocia, también de concavidad aproximadamente semiesférica pero casi siempre con doble centro de arco, constituye en la basa ática o clásica (1) la pieza que concilia el toro con el bocel que le sigue. Asimismo la hallamos, entre otros sitios, en cimacios (3), con la misión de separar —o unir, según se mire— elementos arquitectónicos distintos.

La nacela o cima (1) o gola (3) coincide con el caveto y la escocia en que también es una moldura, pero a diferencia de ellos no tiene necesariamente la misión de separar o unir nada. Con forma de S casi siempre invertida, es cóncava y convexa a un tiempo, y presenta por ello dos arcos opuestos y contiguos. La segunda peculiaridad de la nacela es su autonomía lineal —la cual comporta un único sillar configurante—, pues no precisa para su sinuosa forma la concurrencia de otros componentes.

En la mayoría de las arquivoltas (2) se observa la conjunción de los elementos antes expuestos —caveto y escocia en comandita con boceles y baquetones (3)—, pero amalgamados homogéamente en cada una de las dovelas que conforman la arquivolta, de manera que proporcionan un perfil unitario y continuo, cercano, si no igual, a la sinuosidad de la nacela, hasta el punto de que tales arquivoltas pueden calificarse justamente de anaceladas. Otras, en cambio, presentan a las claras la individualidad de la escocia como elemento separador de los boceles que la flanquean, por lo que la unitaria ondulación que característica a la nacela desaparece.

 

 

nacela en moldura decorativa

nacelas enmarcando un vano

porción de zócalo con nacela

Rosetón anacelado de la iglesia de Santa María
de la Barra. Coles (Orense). Siglo XII.

Arquivoltas con nacela. Puerta sur de
la iglesia de Santiago. Allariz
(Orense). Siglo XIII.

Arquivoltas con nacela. Iglesia de San Miguel del
Monte. Chantada (Lugo). Siglo XII.

 

Falsa apariencia de nacela. Iglesia de Nuestra
Señora de la Asunción. Sequera del Fresno
(Segovia). Siglo XIII.

canecillos caveto

Imposta corrida sobre las jambas del portal de
la iglesia de San Juan de Puerta Nueva. Zamora.
Siglo XII. La unión de escocia y bocel dan
falsa apariencia de nacela.

 

 

(clica encima de las imágenes) 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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