No es lo que se dice
Casa solariega y casona buscan dueño
El término solariega/o hace referencia a solar, en la acepción de casa con ascendencia o linaje, este no forzosamente noble. «El solar de nuestros mayores», decimos. El factor estirpe o abolengo en un contexto inmobiliario ha dado pie, por tener aquel el rasgo implícito de antigüedad, a concebir la idea equivocada de que una casa antigua, tal vez con cierto aire de blasonada nobleza exterior y de historia entre sus muros, es una casa solariega. Y muchos señalan incluso como tal todo edificio con aspecto de casona.
Pero para hablar de casa solariega habremos de atender al hecho insoslayable de que en ella hayan visto la luz varias generaciones del mismo tronco familiar, o lo que es lo mismo, que acredite la rancia prosapia de un mismo apellido. Y quien se atribuya dicha casa como propia habrá de contar por tanto con registros consanguíneos o antecedentes natalicios que lo vinculen directamente con la genealogía que ha dado solar (4) a esa pretendida pertenencia.
El exclusivo uso de casa solariega como único referente en otros tiempos de nobleza e hidalguía —con los inherentes atributos de señorío y privilegios sociales— empezó a declinar, en unas regiones antes que en otras, a medida que los nobles iban perdiendo poder en la sociedad y eran desposeídos de sus credenciales. La creciente irrelevancia política y aun económica de la clase nobiliaria, así como el consolidado y contrapuesto protagonismo socioeconómico de la burguesía han propiciado que hoy en el concepto casa solariega apenas cuente ya el exclusivo carácter de alta cuna y los títulos de honor y distinción, o los merecimientos que antaño les eran indefectiblemente atribuidos a sus dueños, sino el hecho ineludible de antigüedad sucesoria. De forma que es suficiente que una misma familia, cualquiera que sea su rango social, consigne varias generaciones nacidas en un mismo solar (2) para que pueda registrarse este como casa solariega.

Itzea (s. XVII), casa solariega de los Baroja desde
comienzos del siglo XX hasta nuestros días.
Vera de Bidasoa (Navarra).

Palacio Lili, cuna y linaje de los Lili desde el siglo XV
hasta final del siglo XX. Cestona (Guipúzcoa).
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