Sillares y mampuestos
atrio
- o anteiglesia o galería porticada (2) o pórtico (2). Recinto rectangular, por lo común techado y porticado (2), que precede a la entrada de un templo. En su origen romano conformaba el impluvium que recogía el agua de lluvia y ventilaba la domus, y como tal pasó a la arquitectura paleocristiana. El románico lo utilizó en un primer momento como antesala del templo, pero precedido del nártex, espacio que no traspasaban los catecúmenos hasta ser bautizados. Cuando en la Baja Edad Media desapareció el rito catecumenal, en los nuevos templos el nártex se fundió con el atrio formando un único recinto y dando lugar al pórtico o atrio actual. Se ponía así la primera piedra del nuevo espacio arquitectónico, el claustro, que tanto juego daría al mismo arte románico y a los diferentes estilos que vendrían más tarde. El claustro, a una de cuyas pandas se adosaría siempre la iglesia, no es sino la geminación cuatripartita del atrio hacia los cuatro puntos cardinales. Capilla posa. Galería (1y 2). Crujía. Logia. Lonja (2). Ver también este artículo.
- En algunas regiones, zaguán o vestíbulo de casa principal. Antesala. Cortile.
- Patio interior de la domus romana —alrededor del cual se repartían las habitaciones de la casa—, rodeado de columnas y con un estanque en el centro (impluvio) para la recogida de lluvia, que proveía de agua potable y para uso doméstico a sus moradores.
- Espacio descubierto, rodeado de pórticos (1), que hay a la entrada de algunos edificios.

Basílica de San Pablo Extramuros (el atrio más
solemne de la Cristiandad). Roma. Reconstruido
en el siglo XIX.

Palacio real de Juan II (cuna de Isabel la
Católica), que Carlos V donó a las monjas
para convento. Madrigal de las Altas Torres
(Ávila). Siglo XV.
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