Véase visigótico
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Véase visigótico
Perteneciente o relativa al arte visigótico.
o visigodo
Estilo (1) arquitectónico que se nutre de la tradición romana —pero acepta también influencias bizantinas, coptas, siriacas y sasánidas—, que predominó durante la Alta Edad Media en la península ibérica una vez que las tribus germanas o godas, asentadas aquí desde el siglo V, se consolidaron como reino. No hay muestras reseñables de este arte hasta el siglo VII, y las muestras que han sobrevivido están circunscritas a la arquitectura sacra. Si en el precedente arte romano predominó la arquitectura civil (palacios, circos, anfiteatros, teatros, palestras, foros, termas, acueductos, calzadas, cloacas, etc.) en el visigodo son los templos los que acaparan el mayor empeño artístico de los nuevos señores de Occidente. No hubo pueblo por pequeño que fuera que no luciera su iglesia particular. De la arquitectura religiosa extraemos por consiguiente las señas de identidad del arte visigodo, dando por sobrentendido que las señas referidas no siempre concurren todas en un mismo edificio:
• Planta basilical o de cruz griega ―o una combinación de ambas―, con espacios muy compartimentados.
• Testero con trasdós (4) rectangular. Un absidiolo a cada lado albergan respectivamente la sacristía o prótesis y el diacónicon.
• Un sencillo iconostasio separa el visible presbiterio del resto del templo.
• Arco de herradura sin clave. Cuando es peraltado —forma frecuente—, los lados prolongados presentan un trasdós (1) vertical y lechos (2) horizontales en la dovela salmer y en las dos o tres dovelas que le siguen.
• Columnas y pilares (1) con función estructural de soporte.
• Capiteles corintios —o troncocónicos invertidos— muy simples, con gruesos cimacios (2) anclados a los muros.
• Cubrición de las naves con bóveda de cañón o de arista (4) y cúpula sobre el crucero (1).
• Muros de voluminosos sillares, aparejados (1) en seco a soga y tizón, alternando ocasionalmente con ladrillo, al modo romano.
• Decoración ubicua a base de frisos (4) labrados de roleos, esvásticas y temas geométricos (resabios germanos), vegetales y animales.
• Pequeño pórtico (2) a los pies o en los laterales del templo.
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En arquitectura se califica como visto todo aquello que está a la vista, sin cubrimiento (2) alguno. Más en concreto se dice de aquel aparejo que en una obra (3) ya acabada se presenta tal cual es, sin revestimiento que oculte o enmascare el aspecto original de los materiales empleados. Para este tipo de aparejo se prefiere el ladrillo compacto y el cemento u hormigón. Y así, son expresiones habituales «ladrillo visto» y «cemento (u hormigón) visto». El estilo (1) mudéjar constituye por antonomasia el prototipo del ladrillo visto. Pero en este punto el mudéjar, primero, y otros estilos, después, nos han dejado también la parhilera —y alguna techumbre de par y nudillo sin pretensiones artísticas—, armaduras (1) apeinazadas de madera cuyos componentes quedan igualmente a la vista. Caravista. Soca.
Arcos parabólicos modernistas en ladrillo visto.
«Catedral del Vino». El Pinell de Brai (Tarragona).
1922.
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Inscripción o anagrama latino de ‘Víctor’ o ‘Victoria’ —inspirado en el lábaro triunfador de las legiones romanas—, que a partir del siglo XIV y especialmente en el ámbito universitario se solía estampar como grafito sobre las fachadas de las facultades y colegios mayores, para dar vítores, aclamar y perpetuar el nombre de quien acababa de alcanzar el grado de doctor, acontecimiento que celebraban los estudiantes con un banquete y una capea. Con la sangre del toro estampaban después en los muros universitarios el anagrama referido (los estudiantes de la facultad de Filología de Salamanca, con sede en el antiguo colegio mayor del palacio de Anaya -1760-, han mantenido hasta fechas recientes, aunque sin capea, esta tradición académica).
Con posterioridad, la devoción popular lo pintó también en catedrales, iglesias, seminarios y otros lugares devotos para ensalzar algunos sermones que habían causado gran impacto en la feligresía o como recuerdo de pías alocuciones memorables, e incluso para enaltecer la vida de algún religioso insigne.
El régimen fascista del general Franco (1936-1974) se lo apropió como símbolo oficial de victoria frente a sus opositores.
Todavía en la segunda mitad del siglo XX se usó ocasionalmente el vítor para honrar la memoria de personajes difuntos que habían sobresalido en la vida política o en el mundo académico.
Vítor de 1746 para honrar a un sacerdote.
Fachada del santuario de la Santa Faz.
Alicante. Siglo XVI.
Vítor a Enrique Tierno Galván (1918-1986),
catedrático de universidad y primer alcalde
socialista de Madrid (1979-1986).
Escalera noble de la Real Clerecía de San Marcos, hoy
Universidad Pontificia. Salamanca. Siglo XVII.
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Vidriera alta, de gran tamaño, adosada por lo común a otras semejantes, para cubrir vanos de grandes proporciones. Exhibe una composición polícroma, de cristales naturales o tintados o recubiertos de esmalte, que se unen mediante engarces de plomo, trabas de cemento o varillas de aluminio. Sus funciones son a un tiempo estructurales —aliviar los muros del peso de los sillares— y estéticas —embellecer los paramentos (1) y tamizar mágicamente la luz que entra por él del exterior—. Los múltiples dibujos que adornan el vitral pueden representar tanto formas geométricas y vegetales como figuras históricas, sin desdeñar otras propuestas decorativas más atrevidas. Los vitrales emplomados se idearon casi al mismo tiempo que se inventaba el vidrio. Aunque ya los utilizaron los romanos, alcanzaron su máximo esplendor con la arquitectura gótica. Por su ubicación mural (1), conviene diferenciar a los vitrales de las claraboyas, luminarias que se abren en el techo para dotar de luz cenital (1) un recinto. Puesto que el vitral equivale por lo común a la suma de varias vidrieras, no es apropiado usar el nombre de vidriera para referirse a él. Por último, hablar de claristorio para señalar los vitrales es incurrir innecesariamente en un anglicismo.
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Lucarna. Lucernario. Rosetón (1). Ventanales.
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Que acusa vuelo en dirección perpendicular o diagonal al miembro sustentante.
Alero. Cobija (1). Colgadizo (1). Cornisa (1). Guardapolvo (1). Marquesina (1). Rafe. Saledizo. Sobradillo. Tejaroz. Vierteaguas (2). Visera. Voladizo.
o colgadizo (1) o saledizo o sobradillo o volado
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o colgadizo (1) o saledizo o sobradillo o voladizo (1)
Que acusa vuelo en dirección perpendicular o diagonal al miembro sustentante.
Cobija (1). Cornisa (1). Cornisamento (1). Entablamento (2 y 3). Guardapolvo (1). Marquesina (1). Rafe. Visera.
Véase barra de polea
Adorno en forma de espiral o caracol. Aunque oriunda de Oriente Medio (Asiria, Fenicia, Chipre), por sus volutas se caracterizó el capitel jónico. Posteriormente la encontraremos, más o menos esquematizada, flanqueando frontones de fachadas (aletones) —iglesias principalmente— o enmarcando antiguos portales urbanos, fuentes públicas y otros monumentos. Con menor tamaño ha formado parte de innumerables ornamentos en todos los estilos artísticos.
Acanto (2). Ménsula. Modillón. Rollo (2).
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Espacio cubierto y transitable bajo el graderío de los circos y anfiteatros romanos y también de algunos teatros importantes, por donde entraba y salía el público que accedía a la cávea. En la actualidad también se llaman vomitorios los pasillos que regulan el tránsito de los asistentes en los estadios modernos.
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Se usa para definir la proyección hacia fuera de un cuerpo arquitectónico respecto de un plano vertical. He aquí algunos elementos con vuelo:
alero, almojaya, arimez, can, canecillo, cartela (1 y 3), chaperón, cobija (1), colgadizo, consola, cornijón, cornisa, falsa bóveda, geisón, guardapolvo, imposta, marquesina (1), ménsula, mocheta (2), modillón, rafe, repisa, revellín (2), saledizo, sobradillo, tejaroz, visera, voladizo.
Curva formada por el intradós (1) de un arco, un cubo (2-4) o una bóveda. También el trasdós (1) de estos elementos tiene su propia vuelta, pero dada su habitual invisibilidad al quedar generalmente embebida y oculta en el sofito (2) —en el caso de la bóveda— o en el paramento (1) —en el caso del arco—, y por lo tanto carente de ulterior desarrollo artístico, se silencia su existencia. Sí cabe hablar de vuelta, sin embargo, en referencia al trasdós de los ábsides y cilindros de templos y castillos, respectivamente, cubos en ambos casos que dejan visto su trasdós. La arquivolta (2), por su parte, en mérito a la reiteración abocinada de sus arcos, constituye un modelo patente de vuelta trasdosada. Alféizar (2).
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Lugar con restos arqueológicos en proceso de exhumación o excavación con el fin de someterlos a estudio. La inspección superficial y la prospección del subsuelo son los medios habituales para hallar materiales de origen humano y animal o los derivados de su actividad, que en una segunda fase del proceso serán sometidos a investigación. Los yacimientos son en su mayoría consecuencia del arrasamiento por parte del enemigo tras su victoria, del abandono del lugar por los propios lugareños y el soterramiento natural por el paso del tiempo de lo que allí hubo en siglos pretéritos, de los nuevos asentamientos humanos sobre los ya existentes y de la necesidad de atender el alojamiento que exigía la presión demográfica, así como la consiguiente expansión de las ciudades y el trazado de modernas vías de comunicación. Arqueología.
Afloramiento parcial de la importante colonia
romana Julia Lépida Celsa. Velilla de Ebro
(Zaragoza). Fundada por legionarios en 44 a. e.,
fue abandonada hacia el año 70.
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Resultado de decorar espacios elaborando con yeso zócalos, murales, paineles, bóvedas, cúpulas, arcos, frisos, jambas, enjutas, albanegas, pechinas, retablos, etc. La cultura hispanomusulmana y el barroco —cada cual desde perspectivas completamente distintas— elevaron el arte de la yesería a cotas de excelencia.
Albayalde. Cal. Encáustica. Enlucido. Especular. Intónaco. Jaharrado. Jalbegue. Revoque. Vaciado.
Casetones sobre los sitiales de la sillería del coro.
Cartuja de Nuestra Señora de la Asunción.
Granada. Siglo XVII.
Capilla del Oidor. Iglesia de Santa María la
Mayor. Alcalá de Henares (Madrid).
Comienzos del siglo XV
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o escayola o aljez
Sulfato de cal hidratado, compacto o terroso y blanco, utilizado en decoración, escultura y edificación. Deshidratado por la acción del fuego y molido, el yeso tiene la propiedad de endurecerse rápidamente al mezclarse con agua. La zona de extracción y su manipulado posterior determinan los diferentes tipos de yeso. De entre todos los tipos de yeso cabe destacar el yeso espejuelo, duro y traslúcido, abundante en la península ibérica, muy utilizado desde los romanos para cubrir vanos alternando con el alabastro. También el arte islámico se destacó en el empleo de la pasta de yeso para fabricar bóvedas y cúpulas, engastar celosías y decorar con frisos (4) los paramentos (1). El antiguo esgrafiado de fachadas, frecuente en algunas regiones españolas, se ejecutaba directamente sobre revestimiento de yeso.
Por extensión, llamamos también «yeso» a una escultura vaciada (1) en este material.
Albayalde. Cal. Caliche. Enlucido. Especular. Estuco. Intónaco. Jaharrado. Jalbegue. Revoque. Vaciado. Yesería.
Copia en yeso (1882) de Ariadna dormida. Museo
Nal. de Escultura. Valladolid. (Original en mármol,
s. II a. e., en los Museos Vaticanos; el Museo del
Prado tiene otra versión original.)
Vano ajimezado en yeso. Iglesia de Santas Justa y
Rufina. Maluenda (Zaragoza). Comienzos del
siglo XV.
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o azafate
Pequeña pieza de adorno o guarnecimiento que decora la rueda de lazo, tanto árabe como mudéjar, y algunas claves de bóveda. Deriva del arte de la orfebrería, de los antiguos azafates de oro, plata y otros metales preciosos con que se repujaban las bandejas y demás utensilios manuales de carácter suntuoso. Nuestro zafate se elaboraba preferentemente de madera o yeso policromados, con formas poligonales uniformes, que se insertaban entre los taujeles del alfarje y en diversas labores de lacería (1). Pero no todos los taujeles llevaban zafates; en tal caso quedaban sin decoración los huecos poligonales de la rueda de lazo.
Agramilado (2). Alfardón. Almizate. Artesón. Artesonado. Cabujón. Carpintería de lazo. Casetón. Gramiles. Harneruelo. Lazo. Peinazo (1).
Zafates nazaríes (arriba cara, abajo cruz) del palacio
de Comares (La Alhambra), repintados en el s. XVI
con otros motivos. Museo de La Alhambra.
Taujeles con zafates labrados de la
bóveda del palacio de los Leones.
La Alhambra, Granada. Siglo XIV.
Alfarje de rueda de lazo cuyos taujeles van desprovistos
de zafates. Museo de La Alhambra. Granada. Siglo XV.
Alfarje de madera con decoración
de zafates. Palacio de los Leones.
La Alhambra. Granada. Siglo XIV.
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Estancia con función de vestíbulo a la entrada de un edificio. En Aragón, Cataluña, región valenciana y zonas de influencia recibe el nombre de “patio“. Antesala. Atrio (2). Cancela (1). Cochera. Galería (1). Galería porticada. Galilea. Nártex. Porche. Portal (1). Pórtico (1). Portón.
Zaguán de casa Orellana (Fco. de Orellana, descubridor
del río Amazonas). Trujillo (Cáceres). Siglo XV.
Zaguán del mesón-hotel La Dolores (palacio del
marqués de Ayerbe). Calatayud (Zaragoza).
Finales del siglo XV.
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