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Bastidor (1) con cristales artísticos de colores con que se cierra un vano. Los vidrios pueden ser tintados o naturales y admiten todo tipo de representación. Conviene diferenciar la vidriera del vitral, pues este, aparte de ser más grande —pensemos en los vitrales de las catedrales góticas,—, suele ir acompañado de otros vitrales, cerrando vanos en serie o creando muros de cristal multicolor. Ver este artículo.
Grisalla. Lucernario. Luminaria. Painel (1). Rosetón (1). Ventanales.
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ooiAlero. Cobija (1). Colgadizo (1). Cornijón. Cornisa (1). Cornisamento. Goterón. Guardapolvo (1). Sobradillo. Sofito (1). Tejaroz. Visera.
vierteaguas con goterón
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Borde saliente e inclinado de una cubierta (1), dispuesto de tal modo que aleje de los muros el agua de los tejados cuando llueve o procure alguna zona de penumbra. A veces, sin embargo, la aparatosa vistosidad de su diseño prevalece ostensiblemente como explícita forma identitaria sobre la pura utilidad del aéreo elemento que sobresale.
Alero. Cobija (1). Colgadizo (1). Cornisa (1). Cornisamento (1). Guardapolvo (1). Marquesina (1). Rafe. Saledizo. Sobradillo. Tejaroz. Vierteaguas (2). Voladizo. Volado. Vuelo.
Antiguo colegio Hispania (Oviedo, principios del
siglo XIX), hoy sede del Colegio Oficial de
Arquitectos de Asturias, antes de ser retirada
la polémica visera con que lo cubrieron sus
actuales propietarios en 2007.
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Perteneciente o relativa al arte visigótico.
o visigodo
Estilo (1) arquitectónico que se nutre de la tradición romana —pero no es ajeno a influencias bizantinas, coptas, siriacas y sasánidas—, que predominó durante la Alta Edad Media en la península ibérica una vez que las tribus germanas o godas, asentadas aquí desde el siglo V, se consolidaron como reino. No hay muestras reseñables de este arte hasta el siglo VII, y las que han sobrevivido están circunscritas a la arquitectura sacra. Si en el precedente arte romano predominó la arquitectura civil (palacios, circos, anfiteatros, teatros, palestras, foros, termas, acueductos, calzadas, cloacas, etc.) en el visigodo son los templos los que acaparan el mayor empeño artístico de los nuevos señores de Occidente. No hubo pueblo por pequeño que fuera que no luciera su iglesia particular. De la arquitectura religiosa extraemos por consiguiente las señas de identidad del arte visigodo, dando por sobrentendido que las señas referidas no siempre concurren todas en un mismo edificio:
• Planta basilical o de cruz griega ―o una combinación de ambas―, con espacios muy compartimentados.
• Testero con trasdós (4) rectangular. Un absidiolo a cada lado albergan respectivamente la sacristía o prótesis y el diacónicon.
• Un sencillo iconostasio separa el visible presbiterio del resto del templo.
• Arco de herradura sin clave. Cuando es peraltado —forma frecuente—, los lados prolongados presentan un trasdós (1) vertical y lechos (2) horizontales en la dovela salmer y en las dos o tres dovelas que le siguen.
• Columnas y pilares (1) con función estructural de soporte.
• Capiteles corintios —o troncocónicos invertidos— muy simples, con gruesos cimacios (2) anclados a los muros.
• Cubrición de las naves con bóveda de cañón o de arista (4) y cúpula sobre el crucero (1).
• Muros de voluminosos sillares, aparejados (1) en seco a soga y tizón, alternando ocasionalmente con ladrillo, al modo romano.
• Decoración ubicua a base de frisos (4) labrados de roleos, esvásticas y temas geométricos (resabios germanos), vegetales y animales.
• Pequeño pórtico (2) a los pies o en los laterales del templo.
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En arquitectura se califica como visto todo aquello que está a la vista, sin cubrimiento (2) alguno. Más en concreto se dice de aquel aparejo que en una obra (3) ya acabada se presenta tal cual es, sin revestimiento que oculte o enmascare el aspecto original de los materiales empleados. Para este tipo de aparejo se prefiere el ladrillo compacto y el cemento u hormigón. Y así, son expresiones habituales «ladrillo visto» y «cemento (u hormigón) visto». El estilo (1) mudéjar constituye por antonomasia el prototipo del ladrillo visto. Pero en este punto el mudéjar, primero, y otros estilos, después, nos han dejado también la parhilera —y alguna techumbre de par y nudillo sin pretensiones artísticas—, armaduras (1) apeinazadas de madera cuyos componentes quedan igualmente a la vista. Caravista. Soca.
Arcos parabólicos modernistas en ladrillo visto.
«Catedral del Vino». El Pinell de Brai (Tarragona).
1922.
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Inscripción o anagrama latino de ‘Víctor’ o ‘Victoria’ —inspirado en el lábaro triunfador de las legiones romanas—, que a partir del siglo XIV y especialmente en el ámbito universitario se solía estampar como grafito sobre las fachadas de las facultades y colegios mayores, para dar vítores, aclamar y perpetuar el nombre de quien acababa de alcanzar el grado de doctor, acontecimiento que celebraban los estudiantes con un banquete y una capea. Con la sangre del toro estampaban después en los muros universitarios el anagrama referido (los estudiantes de la facultad de Filología de Salamanca, con sede en el antiguo colegio mayor del palacio de Anaya -1760-, han mantenido hasta fechas recientes, aunque sin capea, esta tradición académica).
Con posterioridad, la devoción popular lo pintó también en catedrales, iglesias, seminarios y otros lugares devotos para ensalzar algunos sermones que habían causado gran impacto en la feligresía o como recuerdo de pías alocuciones memorables, e incluso para enaltecer la vida de algún religioso insigne.
El régimen fascista del general Franco (1936-1974) se lo apropió como símbolo oficial de victoria frente a sus opositores.
Todavía en la segunda mitad del siglo XX se usó ocasionalmente el vítor para honrar la memoria de personajes difuntos que habían sobresalido en la vida política o en el mundo académico.
Vítor de 1746 para honrar a un sacerdote.
Fachada del santuario de la Santa Faz.
Alicante. Siglo XVI.
Vítor a Enrique Tierno Galván (1918-1986),
catedrático de universidad y primer alcalde
socialista de Madrid (1979-1986).
Escalera noble de la Real Clerecía de San Marcos, hoy
Universidad Pontificia. Salamanca. Siglo XVII.
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Vidriera alta, de gran tamaño, adosada por lo común a otras semejantes, para cubrir vanos de enormes proporciones. Composición polícroma, de cristales naturales o tintados o recubiertos de esmalte, que se unen mediante engarces de plomo, trabas de cemento o varillas de aluminio. Sus funciones son a un tiempo estructurales —aliviar los muros del peso de la piedra— y estéticas —embellecer los paramentos (1) y tamizar mágicamente la luz exterior—. Los múltiples dibujos que adornan el vitral pueden representar tanto formas geométricas y vegetales como figuras históricas, sin desdeñar otras propuestas decorativas más atrevidas. Los vitrales emplomados se idearon casi al mismo tiempo que se inventaba el vidrio. Aunque ya los utilizaron los romanos, alcanzaron su máximo esplendor con la arquitectura gótica. Por su ubicación mural (1), conviene diferenciarlos de las claraboyas, luminarias que se abren en el techo para dotar de luz cenital (1) un recinto. Puesto que el vitral es la suma de muchas vidrieras, no es apropiado usar el nombre de vidriera para referirse a él. Por último, hablar de claristorio para referirse a los vitrales es incurrir innecesariamente en un anglicismo.
Ver este artículo y este otro.
Lucarna. Lucernario. Rosetón (1). Ventanales.
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Que acusa vuelo en dirección perpendicular al miembro sustentante.
Alero. Cobija (1). Colgadizo (1). Cornisa (1). Guardapolvo (1). Marquesina (1). Rafe. Saledizo. Sobradillo. Tejaroz. Vierteaguas (2). Visera. Voladizo.
o saledizo
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Que acusa vuelo en dirección perpendicular al miembro sustentante.
Cobija (1). Colgadizo (1). Cornisa (1). Cornisamento (1). Entablamento (2 y 3). Guardapolvo (1). Marquesina (1). Rafe. Sobradillo. Visera. Voladizo.
Adorno en forma de espiral o caracol. Aunque oriunda de Oriente Medio (Asiria, Fenicia, Chipre), por sus volutas se caracterizó el capitel jónico. Posteriormente la encontraremos, más o menos esquematizada, flanqueando frontones de fachadas (aletones) —iglesias principalmente— o enmarcando antiguos portales urbanos, fuentes públicas y otros monumentos. Con menor tamaño ha formado parte de innumerables ornamentos en todos los estilos artísticos.
Acanto (2). Ménsula. Modillón. Rollo (2).
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Espacio cubierto y transitable bajo el graderío de los circos y anfiteatros romanos y también de algunos teatros importantes, por donde entraba y salía el público que accedía a la cávea. En la actualidad también se llaman vomitorios los pasillos que regulan el tránsito de los asistentes en los estadios modernos.
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Úsase para definir la proyección hacia fuera de un cuerpo arquitectónico respecto de un plano vertical. He aquí algunos elementos con vuelo:
alero, almojaya, arimez, can, canecillo, cartela (1 y 3), chaperón, cobija (1), colgadizo, consola, cornijón, cornisa, falsa bóveda, geisón, guardapolvo, imposta, marquesina (1), ménsula, mocheta (2), modillón, rafe, repisa, revellín (2), saledizo, sobradillo, tejaroz, visera, voladizo.
Curva formada por el intradós (1) de un arco, un cubo (2-4) o una bóveda. También el trasdós (1) de estos elementos tiene su propia vuelta, pero dada su habitual invisibilidad al quedar por lo común embebida y oculta en el sofito (2) —en el caso de la bóveda— o en el paramento (1) —en el caso del arco—, y por lo mismo carente de ulterior desarrollo artístico, se silencia su existencia. Sí cabe hablar de vuelta, sin embargo, en referencia al trasdós de los ábsides y cilindros de templos y castillos, respectivamente, cubos en ambos casos que dejan visto su trasdós. La arquivolta (2), por su parte, en mérito a la reiteración abocinada de sus arcos, constituye un modelo patente de vuelta trasdosada. Alféizar (2).
Ábside de la ermita-basílica de Nuestra Señora del
Valle. Monasterio de Rodilla (Burgos). Siglo XII.
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Lugar con restos arqueológicos en proceso de exhumación o excavación con el fin de someterlos a estudio. La inspección superficial y la prospección del subsuelo son los medios habituales para hallar materiales de origen humano y animal o los derivados de su actividad, que en una segunda fase del proceso serán sometidos investigación. Los yacimientos son en su mayoría consecuencia del arrasamiento, abandono y soterramiento de lo que allí hubo en siglos pretéritos, acciones derivadas de las guerras, de nuevos asentamientos humanos y de la necesidad de atender el alojamiento que exigía la presión demográfica, así como la consiguiente expansión de las ciudades y el trazado de nuevas y numerosas vías de comunicación. Arqueología.
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Resultado de cultivar el arte de decorar espacios y elaborar con yeso piezas exentas. La cultura hispanomusulmana y el barroco —cada cual desde perspectivas completamente distintas— elevaron el arte de la yesería a cotas de excelencia.
Albayalde. Cal. Encáustica. Enlucido. Especular. Intónaco. Jaharrado. Jalbegue. Revoque. Vaciado.
Cúpula tapizada de yeserías. Capilla
de San Nicolás de Tolentino. Iglesia
de Ntra. Señora del Socorro. Palma
de Mallorca. 1707.
Casetones sobre los sitiales de la sillería del coro.
Cartuja de Nuestra Señora de la Asunción.
Granada. Siglo XVII.
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o escayola o aljez
Sulfato de cal hidratado, compacto o terroso y blanco, utilizado en decoración, escultura y edificación. Deshidratado por la acción del fuego y molido, el yeso tiene la propiedad de endurecerse rápidamente al mezclarse con agua. La zona de extracción y su manipulado posterior determinan los diferentes tipos de yeso. De entre todos los tipos de yeso cabe destacar el yeso espejuelo, duro y traslúcido, abundante en la península ibérica, muy utilizado desde los romanos para cubrir vanos alternando con el alabastro. También el arte islámico se destacó en el empleo de la pasta de yeso para fabricar bóvedas y cúpulas, engastar celosías y decorar con frisos (4) los paramentos (1). El antiguo esgrafiado de fachadas, frecuente en algunas regiones españolas, se ejecutaba directamente sobre revestimiento de yeso.
Por extensión, llamamos también «yeso» a una escultura vaciada (1) en este material.
Albayalde. Cal. Caliche. Enlucido. Especular. Estuco. Intónaco. Jaharrado. Jalbegue. Revoque. Vaciado. Yesería.
Copia en yeso (1882) de Ariadna dormida. Museo
Nal. de Escultura. Valladolid. (Original en mármol,
s. II a. e., en los Museos Vaticanos; el Museo del
Prado tiene otra versión original.)
Vano ajimezado en yeso. Iglesia de Santas Justa y
Rufina. Maluenda (Zaragoza). Comienzos del
siglo XV.
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