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Última actualización: 20 de septiembre de 2023
Corriente artística coherente con un modo de hacer arte que sigue los patrones dictados por las respectivas academias de cada país o región. Las escuelas llamadas «gremiales», producto de la Academia griega que el Renacimiento había restaurado, adquirieron a finales del siglo XVIII carácter institucional y normativo, encauzando las crecientes tendencias academicistas como reacción frente al barroco y el casticismo, auspiciando las formas promovidas por el reciente neoclasicismo, en las que predominaba —siguiendo modelos clásicos (1) grecolatinos— la mesura y la proporción frente a los excesos de un arte complicado y retorcido, basado en la exteriorización de las emociones. Entre otros méritos a su favor, las obras (2) académicas se postulaban como de gran calidad técnica. El antiacademicismo, por su parte, ponía el acento en la libre creatividad, alegando que por ser innata al ser humano no puede ser cercenada, y por ello mismo conduce a una permanente renovación.
Ya en pleno siglo XIX, el academicismo más ortodoxo viró hacia posturas menos puristas y hasta se atrevió a coquetear con otras formas arquitectónicas más libres como el historicismo, el eclecticismo y el estilo imperio.
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Se dice despectivamente de toda expresión plástica, y en especial de la arquitectura, escultura y pintura, si adolecen de una observancia escrupulosa o rigurosa de los cánones artísticos clásicos. Academicismo.
Ver también este artículo.
Participa en su género de las característica de una obra académica.
Véase sumeria
Véase sumerio
Superficie de aspecto acanalado.
Ver también: estría, arista (3) y orden (1)
Dícese de cualquier elemento estructural o decorativo cuya superficie presenta álveos o surcos continuos y regulares. El concepto de acanalado se aplica por antonomasia al fuste de la columna clásica (1) —dórica, jónica y corintia— y de modo especial a las pilastras de los dos últimos órdenes (1) citados, pero está asimismo presente en otro tipo de columnas con fuste diferente. Acanalado se usa también como sustantivo, equivalente a acanaladura. Escocia. Estriado.
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Véase acanalado
1. Ver también cesta. Motivo ornamental inspirado en las anchas y rizadas hojas verdes de la perenne planta del acanto, utilizadas en la decoración de capiteles corintios y compuestos, así como en franjas, frisos (4), frondas, molduras, zapatas (1) y ancones (1). El arte románico y el arte islámico también dieron al acanto un uso generoso, pero imprimiéndole por lo común rasgos menos naturalistas y dotándolo de perfiles más esquemáticos y estilizados.
Antema. Arabesco. Atáurico. Ataurique. Cardina. Caulículo. Decapétalo. Festón (2). Roleo. Vástago. Zarcillo.
2. Bloque prismático en voladizo (1), casi siempre con perfil escalonado, en forma de rollo (2) o imitando hojas enrolladas en voluta. Va colocado en solitario a modo de ménsula o a ambos lados de un vano sosteniendo un dintel, o bien en serie por debajo del alero semejando modillones. Mocheta (2). Ancón (2).
Capitel románico con esquemáticas hojas de
acanto. Ermita de San Adrián de Vadoluengo.
Sangüesa (Navarra). Siglo XII.♣ (clica encima de las imágenes)
Califica a toda columna o pilastra que va empotrada en ángulo en otra estructura mayor que la recibe —un pilar (1), una portada, cualquier otro vano—, y a la cual refuerza y ornamenta. En algunos contextos guarda sinonimia con acodillada.
Pilastras y columnas acantonadas. Catedral de la
Asunción de la Virgen. Oporto (Portugal). Siglo XII.Columnillas acantonadas entre otras mayores. Iglesia
de Santiago. Puente la Reina (Navarra). Siglo XII.♣ (clica encima de las imágenes)
Véase acantonada
Construcción que alberga el mecanismo destinado a la molturación de granos. Emplazada en el mismo cauce del río, aprovecha la corriente para mover la rueda que pone en marcha el proceso de la molienda. Se diferencia la aceña del molino en que este se sitúa a la orilla del río o en sus inmediaciones y toma el agua con una noria o, aprovechando el desnivel del terreno, se abastece de un canal, para precipitar el líquido elemento sobre la rueda que ha de accionar la piedra molar. Almazara. Atarjea. Azud (1).
Ver también este artículo.
Rueda que la corriente mueve para accionar
el martillo pilón de la molienda. Aceñas de
Olivares. Zamora. Siglo X.♣ (clica encima de las imágenes)
Los avances tecnológicos de la Edad Contemporánea han ido arrinconando poco a poco las antiguas técnicas empleadas durante siglos en la molienda de granos, especialmente cereales. Además de los molinos de viento —de los que aquí no hablaremos—, los molinos de agua y las aceñas rurales cubrieron buena parte de la industria harinera hasta mediados del siglo XX. Eran construcciones robustas de sillar y mampuesto situadas en el mismo cauce de un río o en sus orillas y alojaban en su interior la maquinaria que, utilizando el líquido elemento, accionaba con su impulso los mecanismos encargados de mover la rueda que trituraba y convertía en polvo los granos de trigo, centeno, avena y cebada, principalmente, con el que en los hogares se amasaban y cocían las distintas clases de pan y se elaboraban los infinitos platos de la cocina tradicional. (Los posteriores batanes se inspiraron a su vez en este aprovechamiento mecánico del agua encauzada para enfurtir paños.)
Las aceñas y los molinos fueron por tanto los protagonistas primarios de una revolución industrial que desplazaría definitivamente las primitivas prácticas de moler a fuerza de brazos o con animales de tiro los duros granos de la cosecha. Pero aceñas y molinos no funcionaban de la misma manera. Siendo idénticas la piedra molar y la solera (6) e idéntico también el producto final, la harina, cada cual tenía su propia ingeniería y un modo diferente de utilizar la linfa motriz, lo que condicionaba la forma exterior del inmueble y la fábrica del edificio.
En la aceña, que se situaba en el mismo cauce del río o del arroyo —o en un ramal hecho a propósito—, el mayor o menor ímpetu de la corriente hacía girar el rodezno (rueda hidráulica con paletas generalmente curvas y eje vertical u horizontal), el cual, mediante otro eje inverso movía la maquinaria que transmitía a la muela el movimiento rotatorio necesario para la molienda. El funcionamiento de la aceña quedaba por tanto a merced de la corriente del río, que, por no ser constante, determinaba el ritmo de la producción y reducía el grado de decisión del molinero.
El molino, a orillas del río o del arroyo o en sus inmediaciones, se abastecía de agua mediante una noria, que con sus cangilones o arcaduces la tomaba de la corriente para depositarla fuera del cauce en un embalsadero o azud (2) más elevado que aquel, de donde era conducida a través de una acequia, caz o cuérnago (atarjea) en pendiente hasta la rueda móvil o rodezno —esta vez en posición vertical y a un nivel inferior—, la cual, al recibir el impacto del agua precipitada, accionaba, como ya se ha dicho, el mecanismo que ponía en rotación la piedra molar o volandera. El azud permitía moler a gusto del molinero, que solo tenía que abrir, durante el tiempo que él quisiera, una pequeña compuerta o tajadera para que el agua bajara con fuerza hasta la impulsora rueda motriz.
La menor disponibilidad de la aceña por su dependencia de la corriente fluvial quedaba compensada por el ahorro en infraestructuras y por la exención del canon comunal de toma de agua y almacenamiento, inversión y gravamen que, por el contrario, sí debía asumir el molinero. A cambio, el molino molía diez o doce veces más que la aceña, sacaba mejor harina y tenía asegurado el funcionamiento al no depender del estiaje.
Tanto la aceña como el molino (descritos aquí sin atender a sus múltiples variables mecánicas) eran construcciones de aspecto rústico y robusto, pero la aceña, por su emplazamiento en el mismo curso del río, requería de materiales más sólidos, por lo común sillares, que la dotasen de una firme cimentación e hicieran frente en ocasiones al embate de las aguas.
Es frecuente que al hacer referencia a estas reliquias del pasado —que en algunos casos, tras su oportuna restauración, siguen engrosando nuestro patrimonio rural— no distingamos ya entre una aceña y un molino, pero recordemos que sus dueños coincidían en una cosa: quedarse por derecho propio con la reglamentaria maquila (porción de nuestra molienda) en pago por sus servicios.
Fábrica de harina de San Antonio. Medina de
Rioseco (Valladolid). Mediados del siglo XIX.
Hasta su electrificación, molía el grano con
la corriente motriz del Canal de Castilla.♣ (clica encima de las imágenes)
Con forma de chaflán, con perfil achaflanado.
Que tiene forma de chaflán. Alambor. Almohadillado. Balcón esquinero. Bisel. Esviaje. Inglete (2). Ochavado. Sesgado.
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- Pretil o antepecho (1) de un puente (3) fluvial. Alféizar (3). Balaustrada. Baranda.
- Pasarela con defensas laterales que une dos construcciones, por lo común militares.
- Puente (3) que permite vadear el foso (1) de un castillo.
Puente Canto sobre el arroyo de Canencia, afluente
del río Lozoya. Canencia (Madrid). Mediados del
siglo XIV.♣ (clica encima de las imágenes)
Véase abujardada
Véase abujardado
Se dice de una pieza arquitectónica que acusa algún acodo (4) en su forma.
Se dice de un elemento arquitectónico que acusa algún acodo (4) en su forma.
o acodada
Dispuesta arquitectónicamente en forma de codo, con aspecto acodillado.
o acodado
Se califica así cualquier elemento estético o estructural emplazado entre otros que le obligan a adoptar la forma saliente de codo o a apear (1) sobre una base acodillada. Un caso particularmente explícito de acodamiento es el que desarrolla la imposta de muchas portadas románicas, abocinadas para acoger en el rebaje la escalonada sucesión de las arquivoltas (2) que montan sobre columnillas, las cuales a su vez forman acodo (4) con las semi pilastras acodilladas que las separan. Si bien no todos los elementos de las columnas que forman parte de una portada abocinada responden a la definición de acodillado —el fuste, por ejemplo—, la columna recibe sin embargo el nombre de acodillada, porque son acodillados la mayoría de sus componentes. Acantonada. Acodo (4).
Impostas, columnas y basas acodilladas. Ermita
de Santa María de Sorejana. Cuzcurrita de
Río Tirón (La Rioja). Siglo XII.Torre de husillo acodillada de la colegiata
de Santa Juliana. Santillana del Mar
(Cantabria). Siglo XII.El abocinamiento obliga a la imposta a acodillarse.
Iglesia de Santiago. Ribadavia (Orense). Inicios
del siglo XIII.Columnas acodilladas. Sala capitular del
monasterio cisterciense de Santa María
de Piedra. Nuévalos (Zaragoza). Siglo XIII.Impostas acodilladas. Casa de los condes de Morata
o palacio de los Luna, hoy Tribunal Superior de
Justicia de Aragón. Siglo XVI. Zaragoza.Basas acodilladas. Portada de la iglesia de
Santos Cornelio y Cipriano. Revilla de Santullán
(Palencia). Siglo XII.Capiteles e imposta acodillados. Portada
de la iglesia de San Nicolás de Bari. Plasencia
(Cáceres). Siglo XIII.Pilastras y capiteles mudéjares acodillados.
Iglesia de San Martín, hoy centro de
interpretación del arte mudéjar. Cuéllar
(Segovia). Siglo XII.Cimacios acodillados de la puerta del Perdón.
Iglesia de Santiago. Villafranca del Bierzo
(León). 1186.♣ (clica encima de las imágenes)
- Efecto de enrasar por arriba las dovelas de un arco con la hilada (1) superior. Dovela de gatillo.
- Resalte de una dovela o de todo el perímetro de un arco.
- Moldura con realce formando el cerco de un vano. Cornisamento (2). Fajón (2). Jambaje (2). Moldurado. Recercado.
- Acción y efecto de doblar algo en forma de codo. Acodillado.
dovelas adinteladas en acodo
Palacio de los Contreras o casa de don Álvaro
de Luna. Ayllón (Segovia). Siglo XVI.dovelas resaltadas en forma de arquillos
Iglesia de Santo Estevo de Saiar (Caldas
de Reyes, Pontevedra). Siglo XIII.Realce en acodo de una ventana. Fachada
lateral del palacio arzobispal. Granada.
Primera mitad del siglo XVI.Casa de los Lujanes, sede Real Academia de Ciencias
Morales y Políticas. Madrid, plaza de la Villa. Siglo XV.♣ (clica encima de las imágenes)
Equivalente de casar o hermanar lo más armónicamente posible estilos diferentes, piezas arquitectónicas de épocas distintas o elementos aislados, que ahora se integran en un todo unitario, manteniendo su propia identidad con el mínimo de transformaciones.
Anacronismo. Anastilosis. Intervención. Pastiche. Restauración. Ruina consolidada.
El convento de la Merced de los ss. XVI-XVIII armoniza
con un moderno cubo de cristal, formando el Centro
de Visitantes de Lorca (Murcia) desde 2003.Convento de Santo Domingo (s. XVII),
convertido en parador de turismo en
2009. Alcalá de Henares (Madrid).Esta residencia militar de 1944 pasó en 2012 a ser subsede
de la Universidad de las Islas Baleares en Ibiza.Palacio Pascual de Riquelme (s. XIX), integrado en el
moderno Museo del Teatro Romano de Cartagena
(Murcia). 2008.El claustro del convento dominico (s. XV)
forma parte del parador de turismo de
Seo de Urgel (Lérida) desde 1979.♣ (clica encima de las imágenes)
Antigua estatua de la época grecorromana que superaba con creces el tamaño de las personas más altas. La cabeza y las extremidades eran de piedra —por lo común mármol— y el torso de otros materiales, madera principalmente. Criselefantina.
Hércules Farnesio (3,18 m). Museo
de Nápoles. Copia en mármol (s. II)
del Heracles griego (siglo IV a. e.).Estatua de Atenea (3,21 m), inspirada en
la del Partenón del siglo V a. e. Museos
Capitolinos. Roma. Siglo II a. e.Cabeza (2,60 m) y otros miembros del acrolito
del emperador Constantino. Cortile del palacio
de los Conservadores del Campidoglio. Roma.Recreación del acrolito de Constantino el
Grande (siglo IV) en la basílica de Majencio.
Altura de la estatua: 12 metros. Roma.♣ (clica encima de las imágenes)
Del griego ἄκρος (akros, extremo, cima) y πόλις (polis, ciudad), alude a la parte más elevada y fortificada de una población. Tenía la acrópolis una doble función: por un lado, servir de refugio y defensa frente a posibles ataques enemigos, y por otro, ser lugar reservado para el culto, por lo que albergaba los templos más importantes de la ciudad. Albacara (1). Ciudadela (1).
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(Es palabra llana. Ver este artículo.)
- En los órdenes (1) jónico y corintio, elemento decorativo que remata los vértices de un frontón. Suele representar un motivo vegetal o un animal estilizado. En posteriores imitaciones renacentistas y neoclásicas se advierte una mayor libertad de inspiración al incorporar también figuras humanas. Acroterio. Antefija. Crestería. Gorgona.
- Remates troncocónicos que sirven de colofón ornamental a los frontones, cornisas (1) y aleros de las fachadas y de algunas torres. Frecuentemente adoptan forma de estatua, jarrón, bola, etcétera. Fastial. Flamero (1). Quimera.
- Por extensión de las acepciones anteriores, cruz que corona en muchas iglesias el piñón (1) o la bóveda del crucero (1).
Acroteras de la Puerta de Alcalá. Madrid. 1778.
(Primer arco de triunfo europeo tras la caída del
Imperio romano.)♣ (clica encima de las imágenes)
Balaustrada o pretil ornamental, frecuentemente acompañado de acroteras o jarrones, que se levanta sobre los cornisamentos (1) de un edificio para, además de embellecer la fachada, ocultar acaso el arranque frontal del tejado o la cubierta (1), al tiempo que proporciona el preciso antepecho (1) a la posible azotea o al eventual deambulatorio (1) allí emplazados. Antefija. Crestería. Fastial.
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Véase talud
o dentellonado (3) o enjarjado (1) o enjarje (1) o endeja. Conjunto de ‘dientes’ o empalmes (ladrillos o sillares al aire) que se dejan en las paredes inacabadas de una obra (2), para que sirvan de engarce cuando se reanude la construcción. Adentellar.
Adarajas de la inconclusa catedral románica,
que quedó engullida por la catedral gótica.
Plasencia (Cáceres). Siglo XIII.Estudio de las adarajas que intervinieron en la
construcción del portal de la iglesia románica de
S. Esteban Protomártir. Alcózar (Soria). Siglo XII.Adaraja testimonio de una reanudación de las obras
tras haber sido interrumpidas. Iglesia de Santa
Margarita de Privá. Vilanova de la Sal (La Noguera,
Lérida). Siglo XIII.Adaraja en la fachada del Albergue de Peregrinos
(Santo Domingo de la Calzada, La Rioja) por una
ampliación posterior. Siglos XVI-XVIII.♣ (clica encima de las imágenes)