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Última actualización: 13 de abril de 2021
- ágora
Gran espacio público de las principales polis griegas —que excedía con creces en extensión el ámbito que tienen hoy la mayoría de nuestras plazas Mayores—, en el que se llevaban a cabo actividades de mercado y las transacciones comerciales más habituales, así como celebraciones multitudinarias y todo tipo de encuentros culturales, políticos y sociales.
Solar de la stoa en el ágora de Salónica
(Grecia). Siglo IV.♣ (clica encima de las imágenes)
- agramilado
- Acción y efecto de pintar o grabar falsas hiladas (1) de ladrillo o sillares en un muro, arco, bóveda, etcétera.
OoAgramilar (2). Arquitectura fingida. Esgrafiado. Trampantojo.
2. Resultado de cubrir con gramiles cualquier superficie lígnea, en especial el papo de una viga o de un madero. Agramilar (3). Taujel (1).
Ladrillo agramilado y trampantojo de pilastras,
aleros, molduras, etc. Fachada del convento
de Santa Fe. Toledo. Siglo XVI.Armadura ataujelada con gramiles. Sala capitular
del monasterio de San Antonio el Real. Segovia.
Siglo XV.Almizate con cintas (2) agramiladas. Ermita de San
Cristóbal. Canales de la Sierra (La Rioja).
Siglo XIII.♣ (clica encima de las imágenes)
- agua
Cada una de las vertientes o faldones (1) de un tejado o de una cubierta (1), dispuestas para que la lluvia y la nieve se deslicen por ellas. Es común la expresión ‘tejado a dos aguas’, ‘a cuatro aguas’, etcétera, según el número de faldones que presente. Armadura de colgadizo. Jaldeta (2). Peto. Tabica (2).
agua cuádruple para un cenador
agua doble para un alpendre
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- aguada
Técnica para pintar paredes en dos tonalidades distintas montadas una sobre otra y de aspecto no uniforme. El efecto producido se llama veladura. Esgrafiado. Estofado.
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- aguafuerte
Procedimiento utilizado para imprimir láminas con planchas de hierro, cobre o cinc, tratadas con ácido nítrico rebajado (aguafuerte). Primero se recubre la plancha con una fina capa de barniz o cera resistente a los ácidos; después con un punzón se dibuja el objeto deseado sobre el barniz o la cera sin dañar el metal; a continuación se introduce la plancha en una solución de agua y ácido nítrico rebajado, que corroe el metal en las zonas que han sido dibujadas; por último se saca la plancha y se retira el barniz o la cera; ahora la plancha está lista para estampar con ella láminas de papel: la tinta penetra en los surcos ya hendidos de la plancha y un papel especial recibe por contacto la imagen que fue dibujada y corroída sobre la plancha matriz.
La técnica de la punta seca, que ya utilizaba Rembrant, solo se diferencia de la aquí descrita en que se prescinde del barniz y se hiere la plancha directamente con el buril (1). Huecograbado (2).
Grabado de «Los desastres de la guerra». Título: “Aquí
tampoco”. Goya. La plancha está en la Academia de
Bellas Artes de San Fernando. Madrid. 1815.«La pequeña limpiabotas» (Charles
Hugot). Grabado de Ricardo de los
Ríos). IES Zorrilla. Valladolid. Siglo XIX.♣ (clica encima de las imágenes)
- aguilón
- Madero que en las armaduras (1) con faldones (1) corre en diagonal desde el ángulo central de la cubierta (1) —o desde otros ángulos, según sea la estructura de esta— hasta cualquiera de las esquinas inferiores que forman las vertientes al juntarse, montando sobre el correspondiente cuadrante que las une. Cumbrera (2). Ligadura (2).
- Lima (1) tesa de un tejado. Por extensión, la misma teja o placa de pizarra cortada en oblicuo para que ajuste bien sobre la lima.
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- aguja
- Prisma triangular muy delgado, liso y alargado, que suele coronar torres, cimborrios, cúpulas y campanarios. Con frecuencia remata un chapitel y en muchos casos se equipara a la flecha (2). Copete. Coronel. Estupa. Ver también este artículo.
- Elemento decorativo con forma alargada y en punta, labrado de encaje vegetal o figurativo y croché, propio del estilo gótico. Su función es rematar algo haciéndolo más esbelto. Adorna frecuentemente botareles y contrafuertes —a la par que los vuelve más consistentes al incrementar su peso—. Enaltece cimborrios, aleros y acroterios, formando abigarrados conjuntos, en los que se combinan agujas de diferentes tamaños. Doselete. Ver también este artículo.
- En la construcción del tapial, cada uno de los maderos que sujetan de lado a lado la tablazón (1), y que al retirarse una vez seca la masa, dan origen a los agujales.
- Viga horizontal sujeta a un pie derecho o empotrada en un mechinal (1). Tirante (1).
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- agujal
- Agujales y mechinales horadando muros
No diferenciar entre agujales y mechinales (1) no supone en modo alguno un serio agravio contra la arquitectura, pero algo se resiente nuestra cultura si los confundimos.
Los orificios que vemos repetidos ordenadamente en el exterior de algunas construcciones antiguas es en muchos casos una consecuencia de la técnica del tapial (1) con que se edificaron esos muros. Cuando se fabricaban, entraban en juego las agujas (3), maderos más o menos gruesos que atravesaban por los costados y de forma transversal el cajón o molde donde se vertía y apisonaba la mezcla (2) —tierra húmeda bien prensada a la que se agregaba para mayor solidez yeso (1), paja, crines, grava, piedras, etc.—, manteniendo enhiestos y en paralelo los tableros (1) de la tablazón (1). Una vez fraguada (2) la masa terrosa, al retirar la tablazón y sacar de su sitio las agujas, quedaban a la vista los orificios que estas habían formado dentro del tapial. A esos agujeros los llamamos agujales.
El origen de los mechinales —huecos en la pared muy parecidos a los agujales— puede ser cuádruple. Por un lado, el muro que los presenta, casi siempre de mampostería, hizo necesario que en el momento de su fabricación hubiese un andamio sobre el que poder trabajar para asentar las sucesivas hiladas (1) que debían configurar el paramento (1). Dicho andamio proporcionaba seguridad a los albañiles gracias a los anclajes que lo amarraban a la pared, pero al retirarlo dejaba en ella pequeñas brechas que por alguna razón muchas veces no se molestaban en tapar. El nombre de machina que en latín se daba al andamio originó el de mechinal: agujero que deja en el muro la machina.
Pero hay otros mechinales, sobre todo en los muros exteriores de los castillos medievales, que no proceden de un andamio provisional ya retirado, sino de estructuras permanentes de sustentación, vigas o almojayas sobre las que se asentaban uno o más cadalsos (1) o tal vez un adarve (1) suplementario, y que, al ser removidos o abatidos, dejaron al descubierto los agujeros en los que se insertaban las plataformas que los sostenían.
También llamamos mechinales a los huecos alineados en los paños (3) interiores de edificios arruinados, que denotan la preexistencia de otras plantas (2). Al derrumbarse estas con los maderos que las sustentaban, dejaban vistos los orificios donde las vigas fijaban sus extremos.
Por último, en determinados muros propensos a retener humedades se practican todavía hoy pequeños mechinales para el oportuno drenaje, con el fin de aligerar las presiones que la humedad interior pueda ejercer sobre el muro.
La presencia de mechinales y agujales en el mundo de la construcción y en los edificios en ruinas ha propiciado en todos los tiempos el anidamiento en ellos de numerosas aves, especialmente golondrinas y vencejos. De ahí que se discuta a menudo sobre si taparlos o no cuando se va a proceder a la restauración de edificios antiguos que todavía los conservan.
Castillo de Aguas Mansas. Agoncillo (La Rioja).
Siglo XIV. Se evidencian los mechinales que
sostuvieron un cadalso.Castillo de Peñafiel (Valladolid). Siglo X. Los
mechinales demuestran que el recinto tenía
dos alturas.Torre de Santo Tomé. Toledo. Siglo XIV. Mechinales
modificados para que solo aniden en ellos vencejos y
gorriones e impidan a las grajillas expoliar sus nidos.♣ (clica encima de las imágenes)
- ajaraca
En la ornamentación islámica y mudéjar, adorno frecuentemente cerámico formado por líneas, lazos, estrellas, ‘ruedas’, flores y entrelazados (2).
Arción. Carpintería de lazo. Cuerda seca. Lacería. Peinazo (2). Rueda de lazo. Sebqa. Zafate.
Azulejo a la cuerda seca procedente de Toledo.
Siglo XVI.Ajaracas nazaríes de la Alhambra.
Granada. Siglos XIV-XV.Casa de las Ajaracas (desde 2005 Museo Archivo de
la Fotografía). Torreón (Coahuila, México). Finales
del siglo XVI.♣ (clica encima de las imágenes)
- ajedrezado
Moldura compuesta de tacos y huecos de igual calibre alineados en dos o más hileras (1) y al tresbolillo, es decir, alternativamente, con la apariencia de un tablero de ajedrez. El ajedrezado lo utilizaron de forma esporádica los romanos, pero fue con el arte románico cuando adquirió su mayor difusión. Aparece formando arcos, aleros, arquivoltas, impostas, chambranas, cornisas (1) y cimacios (3). También se llama jaqués; se discute si el término alude a Jaca (Huesca), en cuya catedral se registran las primeras muestras de esta decoración, o más bien toma el nombre de la jugada llamada «jaque» en los lances del ajedrez. Billete. Escaque (1).
Chambrana e impostas ajedrezadas
Ábside de Sta. Eufemia de Cozollos.
Olmos de Ojeda (Palencia). Siglo XII.Chambrana de la arquivolta e impostas-cimacio
ajedrezadas. Ermita de San Pedro de Tejada.
Puente Arenas (Burgos). Siglo XII.♣ (clica encima de las imágenes)
- ajimez
- o bífora. Vano arqueado (1) dividido en dos por una columna llamada parteluz o mainel (1). Alaroz (1). Montante (1).
- En la cultura árabe, voladizo (1) o balcón saliente con celosía y frecuentemente con vano geminado (1).
Ajimez corrido. Convento dominico femenino de Santa
Catalina de Siena. La Laguna (Santa Cruz de Tenerife).
1606.♣ (clica encima de las imágenes)
- alabastro
Piedra caliza semitranslúcida de color blanco, rosado o amarillento, muy utilizada para labrar esculturas como alternativa al mármol. Antes de la difusión del vidrio se empleaba también, alternando con la piedra especular, para cubrir vanos, especialmente ventanas, rosetones (1) y óculos (1).
Rosetón de piedra y vano cubierto con alabastro.
Iglesia de San Juan Bautista o de Puertanueva.
Zamora. Siglo XIII.Vitrales de alabastro del presbiterio. Ábside
de la iglesia del monasterio cisterciense
femenino de Santa María. Cañas (La Rioja).
Siglo XIII.♣ (clica encima de las imágenes)
- alabeado
- Relativo al fenómeno de combarse un madero o cualquier superficie por efecto de la carga que soporta. Por razones de diseño es a veces una opción arquitectónica, sin que intervenga en ello carga alguna. En estos casos, se tiene por alabeado el conjunto de ondulaciones diseñadas a conciencia, tanto las ascendentes líneas arqueadas (1) como las combadas (2). Comba. Flecha (3). Pandeo.
- Actualmente se utiliza el término alabeada para calificar una fachada con forma de retablo, frecuente en el estilo (1) barroco. Con el predominio de las líneas curvas se pretendía imprimir movimiento visual al paramento (1). También en el modernismo las formas alabeadas tentaron a muchos arquitectos, que produjeron obras (2) de difícil equilibrio y de gran impacto visual.
Biblioteca del colegio de la Presentación
(antigua enfermería convento de Santa
Isabel de los Ángeles<9. Baza (Granada).
Siglo XVI.♣ (clica encima de las imágenes)
- alacena
o taca o chinero
Armario empotrado originariamente en la pared, con anaqueles y, por lo común, con puertas, que posteriormente se convirtió en mueble manejable. Dada su función primordial de guardar la vajilla y otros enseres culinarios, en los hogares de otros tiempos la alacena siempre estuvo vinculada a la cocina, donde más tarde sirvió también de despensa.
Cambra. Cilla (1). Cubículo (2). Granero. Guardillón. Hórreo. Troj.
Casa palacio de los marqueses de Benicarló. Benicarló
(Castellón). Siglo XVIII. Flanqueando la entrada, dos
alacenas, una con puertas y la otra sin ellas.♣ (clica encima de las imágenes)
- alambor
- Desviación por escuadramiento real o aparente de la cara frontal de una piedra, madero u otro elemento de construcción.
Anta (2). Arista (2). Aristón (2 y 3). Cabezal (2). Cadenas. Falseo. Guardacantón. Esquinal (1). Soca.
2. Desnivel de tierra compactada o talud (1), que en la base de algunas murallas recorría todo su perímetro con el propósito de dificultar la colocación de escalas y otras máquinas de asalto, amén de dificultar la labor de zapa.
Achaflanado. Bisel. Escarpa. Esviaje. Facetado. Falseo. Inglete (2). Sesgado.
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- alarife
Nombre medieval de resonancias árabes con el que se identificaba a los maestros de obras (2) hispanomusulmanes. Se aplica también a los albañiles de cualquier época.
Calicanto. Cantería. Cantero. Desbastar. En seco. Escoplo. Escuadrado. Estereotomía. Hueso. Labra. Mampostería. Mampuesto. Sillar. Sillarejo. Sillería (1). Tallar.
Véase este artículo.
Pinturas de los aliceres (2) de la catedral de Teruel.
Siglo XIII.Pinturas de los aliceres (2) de la catedral de Teruel.
Siglo XIII.Pinturas de los aliceres (2) de la catedral de Teruel.
Siglo XIII.♣ (clica encima de las imágenes)
- Alarifes y canteros por un sincretismo medieval unitario
En muchas construcciones románicas —y algunas góticas— de la península ibérica, carentes en numerosos casos de documentación clarificadora, se ha especulado sobre la existencia de dos maestros de obras, de técnicas muy distintas, trabajando alalimón o de forma consecutiva en la fábrica de un mismo edificio, a saber: un alarife moro y un cantero cristiano. El claustro de San Juan de Duero y el cimborrio de la iglesia de San Miguel de Almazán —en la capital y en la provincia de Soria, respectivamente— o la bóveda califal de Torres del Río (Navarra), entre otros muchos ejemplos, nos hacen pensar, por el contrario, que en los territorios hispánicos repoblados tras las parciales pero porfiadas reconquistas cristianas frente al islam, la cultura de la integración se impuso con rapidez, y las dos corrientes artísticas vigentes en esos momentos en la Península, la hispana y la andalusí, devinieron una realidad unitaria en el quehacer habitual de los canteros cristianos.
Cuando en una obra (2) románica o gótica de nueva planta (3), por más armónica que parezca, se aprecian elementos ornamentales o formas estructurales (1) de signo musulmán, se concluye a menudo y muy a la ligera que antes o después hubo una interrupción de la obra, y que al reanudarse esta el arquitecto ya no era el mismo. Otras veces, para explicar la “anomalía estilística” que salta a la vista se recurre directamente a la concomitancia de dos maestros diferentes trabajando al mismo tiempo y por separado: uno de cultura islámica y otro de tradición cristiana. Esta interpretación responde a una visión superficial de la arquitectura hispana medieval. Las tierras de repoblación conservaron e hicieron suyo en buena medida el patrimonio de sus defenestrados inquilinos, como a modo de ejemplo lo atestiguan los innumerables topónimos con raíz o desinencia árabes todavía existentes en la geografía hispanolusa. El utilitarismo ecléctico tantas veces señalado en el proceso de configuración del arte hispanomusulmán respecto del visigótico es también aplicable a la cultura de los emergentes reinos cristianos de la Península respecto de las conterráneas tradiciones islámicas, y entre las cuales ocupa lugar destacable la forma de construir. Al fin y al cabo el sincretismo ha sido siempre, en el vasto panorama multidisciplinar que configuramos los humanos, magma de vida nueva, sustancia conformante de estilos venideros.
De modo que tanto los arcos entrecruzados, apuntados o festoneados, como las bóvedas de prismáticos y recios braguetones que se cruzan formando una estrella sin pasar por el centro —en referencia a los monumentos antes señalados—, como los tímpanos (1) y las pilas (4) bautismales con decoración califal —entre otras muchas formas románicas y góticas peninsulares heredadas o reinterpretadas— no hay que atribuirlos por separado a alarifes islámicos o moriscos, sino a constructores cristianos que, además de conocer las formas ornamentales y estructurales propias del arte occidental, poseían entre los recursos técnicos de su formación clásica (3) los derivados de la escuela que había configurado el ubicuo patrimonio musulmán peninsular, hasta el punto de contemporizar con dicha escuela la propia tradición constructiva romanovisigoda, románica y gótica; (¿qué es, si no, el arte mudéjar?). Tampoco los alarifes galos hicieron ascos a esta pujanza del arte andalusí, y en la Aquitania de los Pirineos atlánticos encontramos también ejemplos de este seguimiento en algunas cúpulas de corte califal, como la de la iglesia de la Santa Cruz, en Santa María de Olorón, y la de Santiago el Mayor, en la cercana población de Hospital de San Blas.
Cúpula califal de la iglesia de la Santa Cruz.
Santa María de Olorón (Aquitania, Francia).
Finales del siglo XI.Cúpula clifal de la iglesia de Santiago el Mayor. Hospital
de San Blas (Aquitania, Francia). Finales Siglo XI.Cúpula neocalifal del templo neogótico
votivo del Mar (Virgen del Carmen).
Nigrán (Panjón, Pontevedra). 1937.Patio árabe del convento gótico-mudéjar de Santa
Clara (antiguo palacio de Alfonso XI y Pedro I).
Tordesillas (Valladolid). 1340-1363.♣ (clica encima de las imágenes)
Última actualización: 13 de abril de 2021