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Última actualización: 22 de mayo de 2023
o travertino
Piedra calcárea de tonalidades claras y de origen parcialmente biogénico, formada por depósitos de carbonato cálcico, muy utilizada en arquitectura como piedra ornamental de suelos y paramentos (1). Muchos monumentos de la antigua Roma fueron revestidos con travertino procedente de las canteras (1) de Tívoli, y que hoy todavía podemos admirar en multitud de iglesias de la Ciudad Eterna, cuyas paredes fueron recubiertas, sobre todo durante el renacimiento y el barroco, con las placas todavía aprovechables de aquellas construcciones imperiales. El travertino de canteras españolas siempre estuvo presente en las construcciones del país, y ha cobrado un auge todavía mayor en los últimos años.
Arenisca. Berroqueño. Caleña. Caliche (2). Campanil. Carrara. Especular. Macael. Pario. Pentélico. Pudinga. Sangrante. Toba. Tosca.
Piedra travertina de Tortajada (Teruel) en
el revestimiento del hotel Reina Petronila
de Zaragoza. 2017.Sillares travertinos de Blancas (Teruel). Centro
de Interpretación del acueducto romano de
Gea de Albarracín (Teruel). 2015.En 1997 se terminó de remodelar con piedra
travertina de Teruel el teatro romano de
Sagunto (Valencia)♣ (clica encima de las imágenes)
Véase travertina
(escríbase: trencadís o «trencadís»)
Forma de revestimiento decorativo en todo tipo de superficies, elaborado con fragmentos de azulejos o pequeños trozos de piedras planas, típico de Cataluña ―Gaudí fue su creador― y de la región valenciana.
Alicatado. Alicatar. Arrimadero. Alicer (1). Cosmatesco. Intarsia. Loseta. Manises. Musivo. Opus sectile. Zócalo (2).
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«a trépano»
Técnica con que determinados objetos de piedra, marfil o hueso son labrados con la ayuda de una herramienta percutora de nombre trépano que va horadando la superficie, eliminando el material sobrante, hasta formar afiligranadas y armónicas cavidades, a veces superpuestas. En los capiteles románicos la labra (1) se hacía sobre bloques (2) calizos recién extraídos, de condición ‘blanda’; después, el paso del tiempo y los agentes atmosféricos proporcionaban a la piedra la dureza y consistencia necesarias para hacerse perdurable. En todos los estilos los capiteles «a trépano» han gozado de especial predilección por parte de los canteros. Calado (2).
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‘al tresbolillo’
En la configuración de determinados frisos (3) y cenefas, forma de colocar las pequeñas piezas homogéneas que lo componen, a saber: en filas paralelas, intercalando un espacio entre cada pieza, de modo que las de una fila estén frente por frente de los huecos de la fila contigua, como si formasen triángulos equiláteros. El símil del tresbolillo, tomado de cómo se plantan vides, flores y otros vegetales, se ha asentado en arquitectura, principalmente en contextos decorativos, y se aplica, entre otros ejemplos, a la disposición lineal de los frisos de esquinillas y los ajedrezados.
Frisos de esquinillas de alero y estribos.
Iglesia de Santa María del Olivar.
Estercuel (Teruel). Siglo XVI.Frisos de esquinillas y otros del
hastial occidental de la iglesia
de Ntra. Sra. del Castillo. Aniñón
(Zaragoza). Siglo XIV.♣ (clica encima de las imágenes)
- En la parte alta de los paños (3) interiores de una iglesia —especialmente si es románica o gótica—, galería (1) en serie y profunda sobre las naves laterales, dotada por lo común de arquería, que mira a la nave central sobre los arcos formeros de las crujías. Arquitectónicamente se inspiró en el discriminatorio matroneum, que el arte bizantino había tomado del arte paleocristiano y este a su vez había heredado del judaísmo. Pero aparte de su segregante función social, la tribuna ampliaba el aforo del templo, enaltecía e imprimía ritmo a los lisos paramentos (1) y aligeraba las cargas estructurales de la fábrica en su conjunto. En las llamadas «iglesias de peregrinación», que congregaban con frecuencia a muchedumbres de fieles, es donde mejor se ponía de manifiesto la utilidad de las tribunas. Desde allí se podían oír los sermones y seguir las ceremonias del culto. En algunas regiones, sin embargo, se concibieron las tribunas como espacios aéreos desprovistos de suelo, pero manteniendo los habituales elementos ornamentales y de descarga; en definitiva, falsas tribunas. En Galicia hay tres iglesias románicas con esta característica: la basílica de Santa Marina de Aguas Santas, la antigua colegiata de Santa María de Xunqueira de Ambía y la iglesia del monasterio de Acibeiro. Pero también encontramos ejemplos en Toledo y Valladolid.
La anchura de las tribunas coincide con la amplitud de las crujías. Puede haber tribunas corridas, que no presentan tabiquería divisorias, y tribunas estancas o compartimentadas. No debe confundirse tribuna con triforio (1) o ándito (1), pasillo estrecho y diáfano igualmente arqueado (2) que en algunas catedrales góticas —especialmente fuera de España— corre por encima de las tribunas, aliviando aún más la posible pesantez de los muros. En las catedrales españolas el triforio ocupa frecuentemente el lugar de la tribuna, pero únicamente como zona de paso e inaccesible a los fieles. Ver también este artículo. - Estancia en alto y con celosía a un lado del presbiterio, que permite seguir los oficios religiosos con discreción y reserva.
- Estrado sobre el suelo desde donde se dirige la palabra al auditorio. Ambón.
- Lugar elevado desde el cual presidir un acto, o simplemente presenciarlo. Podio (4).
- Localidad o asiento preferente en un estadio (2), campo de deporte o teatro.
Falsas tribunas. Iglesia de San Román (antigua
mezquita). Museo de los concilios visigodos.
Toledo. Siglo IX.Falsa tribuna de la iglesia del monasterio de
Santa María (canónigos regulares). Xunqueira
de Ambía (Orense). Siglo XII.Tribuna colectiva presidencial y tribuna individual de
oradores. Sala Europa del Senado de España. 1991.♣ (clica encima de las imágenes)
- En la parte alta de los paños (3) interiores de una iglesia —especialmente si es románica o gótica—, galería (1) en serie y profunda sobre las naves laterales, dotada por lo común de arquería, que mira a la nave central sobre los arcos formeros de las crujías. Arquitectónicamente se inspiró en el discriminatorio matroneum, que el arte bizantino había tomado del arte paleocristiano y este a su vez había heredado del judaísmo. Pero aparte de su segregante función social, la tribuna ampliaba el aforo del templo, enaltecía e imprimía ritmo a los lisos paramentos (1) y aligeraba las cargas estructurales de la fábrica en su conjunto. En las llamadas «iglesias de peregrinación», que congregaban con frecuencia a muchedumbres de fieles, es donde mejor se ponía de manifiesto la utilidad de las tribunas. Desde allí se podían oír los sermones y seguir las ceremonias del culto. En algunas regiones, sin embargo, se concibieron las tribunas como espacios aéreos desprovistos de suelo, pero manteniendo los habituales elementos ornamentales y de descarga; en definitiva, falsas tribunas. En Galicia hay tres iglesias románicas con esta característica: la basílica de Santa Marina de Aguas Santas, la antigua colegiata de Santa María de Xunqueira de Ambía y la iglesia del monasterio de Acibeiro. Pero también encontramos ejemplos en Toledo y Valladolid.
Según la teoría más generalizada, en la construcción de algunas catedrales románicas y góticas y otras iglesias principales enclavadas en las medievales rutas de peregrinación se hizo necesario, por la mucha afluencia de fieles en celebraciones especiales, disponer espaciosas galerías (1) o tribunas (1) sobre las crujías laterales, y a veces sobre la girola, que ampliaran la capacidad del templo, una vez que se completaba en planta (1) el aforo de las naves. (Relajadas reminiscencias del matroneum paleocristiano y bizantino, destinado a la separación de sexos, heredado a su vez del judaísmo.) Tenían dichas tribunas la misma anchura que las naves laterales y desde allí podían los peregrinos oír los sermones y seguir visualmente las ceremonias del altar mayor. Su estructura se conformaba como un espacio continuo, o bien tabicado por tramos, con arquerías y antepechos (1) a lo largo de su recorrido por ambos lados de la nave central. Este prototipo medieval trascendió a otras épocas, y caló también en estilos posteriores, sin que los templos que lo adoptaban tuvieran relación alguna con las rutas de peregrinación que motivaron la idea original.
Algunas catedrales, especialmente fuera de España y más las góticas que las románicas, presentan también sobre las tribunas otro piso (1) de arquerías, de factura aparentemente similar, y cuya profundidad o anchura no siempre es apreciable desde abajo. Podríamos por tanto pensar que aquello también son tribunas. Pero se trata más bien de un estrecho pasillo o ándito (1), vedado a los fieles, cuya finalidad es hacer más fáciles las tareas de mantenimiento del templo, si bien contribuye igualmente con sus arcos y columnas a aliviar las descargas estructurales (2) de las bóvedas y aligerar y embellecer los altísimos paramentos (1) de la nave principal. Lo llamamos triforio (1).
Otras veces no se da esta duplicidad de tribuna y triforio, y son incluso mayoría las iglesias españolas de este tipo que rasgan sus altos paramentos con el angosto triforio funcional y no con la ancha tribuna habitable, sirviendo a un tiempo de ornamento y de descarga, como ya se ha dicho.
A la hora de describir el interior de una catedral o de cualquier otro templo de las características descritas, leemos y oímos a menudo, y solamente, la palabra triforio (suena en verdad más exótica) para señalar la espaciosa galería arqueada (2), por tramos o continua, que recorre a media altura y por ambos lados la nave mayor, sin dudar siquiera quienes formulan tal aserto de que pueda tratarse de una tribuna. Esta errónea identificación de tribuna con triforio lleva además a no pocos ‘entendidos’ a caer en otro disparate: llamar «falso triforio» —en los templos que carecen de tribunas— al triforio propiamente dicho. Y atribuyendo a triforio, por pedantería más que por ignorancia, propiedades de tribuna, resulta que cuando aquel no las tiene —porque no le corresponden— se ven abocados a tildarlo de «falso». Sublime petulancia.
Ahora ya sabemos que las tribunas existen y que reclaman silenciosamente su derecho a ser llamadas por su nombre… cuando corresponda.
Interior de las tribunas de la catedral de
Santiago Apóstol. Santiago de Compostela
(La Coruña). 1075-1128.♣ (clica encima de las imágenes)
o tricónquido o tricónquida
Formado con las raíces latinas tri (‘tres’) y conca (‘concha’), alude en origen a la división tripartita semicircular de un cuerpo. Tanto en la arquitectura románica como en la gótica se ha adoptado el término triconque y su equivalente tricónquido para definir la cabecera de una iglesia con ábside de tres cilindros —en concordancia con la etimología—, y también, por acomodación, con otras cabeceras que, aun siendo planas o de alzado (2) recto, contienen tres cuerpos.
Si en la cabecera se dan cita más de tres cilindros o cubos (4) —un ábside/testero central con tres o más absidiolos—, la cabecera recibe entonces el nombre de tetracónquida, pentacónquida… o policónquida, dependiendo del número de cilindros o cubos que intervengan. Planta (1).
Interior del ábside triconque de la iglesia de
San Esteban. Sos del Rey Católico (Zaragoza).
Siglo XIII.♣ (clica encima de las imágenes)
Véase triconque
Véase triconque
Del latín tri (‘tres’) y foris (‘abertura’), ventana de tres vanos separados por dos columnillas. La bífora, de dos vanos, está originada por el parteluz. Las sucesivas divisiones del vano dan lugar a los términos tetráfora, pentáfora, etcétera. Triforio.
Trífora con columnas visigóticas
reaprovechadas. Claustro de la
seo de Tortosa (Tarragona).
Siglo XIII.Trífora neogótica (siglo XIX) en la fachada del palacio
de Monroy o casa de las Dos Torres (siglo XIV).
Plasencia (Cáceres).Tetráfora del palacio de los Reyes de Navarra
o de los duques de Granada de Ega. Estella
(Navarra). Siglo XII.♣ (clica encima de las imágenes)
(Del latín foris, -is y su plural fores, ‘aberturas’, ‘vanos’)
1. o ándito (1). En algunas catedrales y otras iglesias principales, estrecho corredor (2) con vanos, no accesible a los fieles, que discurre a lo largo de los paramentos (1) superiores de la nave central, proporcionando a los muros mayor ligereza volumétrica. El prefijo tri- no determina necesariamente que los vanos estén divididos en tres segmentos, ya que pueden sucederse sin subordinación numérica o adoptar la forma de galería (1) corrida, con o sin arquería.
En los templos donde además hay tribunas (1), con las que el triforio guarda aparentemente mucha similitud, se alinea por encima de ellas.
Visto el triforio desde la planta (1), cabe la duda de si se trata realmente de un triforio o es más bien una sucesión de tribunas, debido a que desde abajo no se aprecia exactamente su profundidad, que es lo que los diferencia, o sea, un simple pasillo para el triforio y la anchura de la crujía para las tribunas.
Algunos templos se ornamentan con un falso triforio carente de forjado (2), y por tanto aéreo, no transitable.
Ver también este artículo.
2. Triple vano, resultado de intercalar en él dos columnas espaciadas simétricamente.
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Véase trífora
Adorno del friso (2) dórico en el entablamento (1) de un templo griego o de cualquier construcción del orden (1) mencionado, con forma de rectángulo vertical surcado por dos estrías y tres aristas (3) planas. Se da el contrasentido de que el ‘tri’ de triglifo alude precisamente a la estría o glifo (2) como determinante numérico, pero estrías solo tiene dos, mientras que es la arista la que realmente se triplica (salvo que se tengan en cuenta las no siempre presentes dos medias estrías de los extremos y se cuenten como una).
Los triglifos son la sublimación artística en piedra de las cabezas de viga de madera que en el periodo arcaico (2) de la arquitectura griega cargaban directamente sobre el arquitrabe sosteniendo la estructura de la cubierta (1).
El triglifo alterna, sin solución de continuidad, con las metopas (los antiguos espacios vacíos entre las vigas antes mencionadas), placas de piedra de las mismas dimensiones que los triglifos, a menudo labradas.
El arte románico, siempre atento a la tradición clásica (1), plasmó también su versión particular del friso dórico aprovechando los canecillos de sus aleros, procurando el espacio justo para la correspondiente “metopa“, lisa unas veces y labrada otras con motivos de libre inspiración. El románico de Galicia, especialmente, gusta de unir estos canecillos mediante arcatura, dando al conjunto mayor unidad y relieve. Más tarde, con el renacimiento y el neoclasicismo se volvió a repristinar, ya sin cambios, la idea del triglifo dórico, al tiempo que la metopa quedaba frecuentemente desprovista de labra alguna.
Ábside con “triglifos” y “metopas” románicos.
Iglesia del monasterio benedictino de Santo
Estevo de Ribas de Sil. Noguera de Ramuin
(Orense). Siglo XIII.♣ (clica encima de las imágenes)
Véase trisquel
Dolmen simple formado por dos ortostatos verticales y otro similar que monta horizontalmente sobre los dos primeros. Forma un conjunto exento, si bien puede guardar relación con otros trilitos circunstantes. Su condición de prehistórico lo hace exclusivo, por lo que solamente desde un punto de vista semántico pueden llamarse trilitos otras construcciones con las mismas características formales de épocas ya históricas. Cualquier otra conjunción de tres bloques o elementos pétreos en posiciones distintas a las descritas no entra en la categoría de trilito. Los trilitos más famosos del mundo son los del conjunto megalítico circular de Stonehenge. (Para dolmen compuesto, ver túmulo [1].)
Trilito del crómlech de Stonehenge.
Amesbury (Inglaterra, Reino Unido).
Hacia 2400 a. e.«Mesa de las Brujas», presunto trilito, pues no
se descarta que sea producto de la erosión.
Cañamero (Cáceres).‘Trilito’ en memoria de los republicanos de 1936
inhumados en fosas comunes. Cementerio
municipal de Ciriego (Cantabria).‘Trilitos’ del monumento al escritor orensano
Manuel Curros Enríquez (1851-1908). Jardines
de Méndez Núñez. La Coruña. 1934.Plataforma, llamada ‘trilito’ en la zona, del mayor
templo romano dedicado a Júpiter. Baalbek
(Líbano). Siglo I.♣ (clica encima de las imágenes)
Véase trisquel
- Zanja defensiva que permite disparar a cubierto del enemigo.
- Desmonte hecho en el terreno para instalar en él, con cortes o taludes (2) por ambos lados, un trazado móvil de comunicación, frecuentemente una carretera o una vía férrea.
Trinchera George Orwell, en uso desde 1936 a 1938,
durante la guerra civil española. Monte Iranzo.
Los Monegros (Huesca).♣ (clica encima de las imágenes)
o trikele o trinacria
Asentado en la cultura céltica con el significado de “tres alas», es un símbolo curvilíneo con geometrías incisas formado por una figura a modo de hélice de tres álabes en espiral, que se unen en un punto central al estilo de los símbolos solares, como la esvástica. Para los celtas el trisquel representaba la evolución y el crecimiento de las personas, el aprendizaje constante, hasta alcanzar el equilibrio perpetuo entre cuerpo, mente y espíritu. Plasmado como pieza manejable, el trisquel era usado cual talismán que aliviaba fiebres y curaba heridas. Alguna bóveda cristiana luce todavía un trisquel como clave. Se han encontrado también numerosos trisqueles en forma de petroglifos en Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco.
Es muy probable que en el origen del trisquel celta haya tenido algo que ver la trinacria griega: ‘triskeles’ (tres) y ‘akra’ (promontorios), en alusión a los tres cabos montañosos —Lilibeo al oeste, Peloro al nordeste y Pachino al sureste— que dibuja en el mapa la isla de Sicilia, a la que Homero (siglo VIII a. e.) llamó Thrinakrie, nombre que, hacia 1315, Dante Alighieri recogerá como «Trinacria» en la Divina Comedia (no en vano Sicilia ya se había constituido como «reino de Trinacria» en 1302 con Federico II de Aragón). La simbología griega que heredaron los romanos, como lo demuestran algunas de sus monedas, consta de tres piernas dobladas por la rodilla —símbolo de fuerza para los guerreros de Esparta—, unidas junto con las espigas de la abundancia en un punto central por la cabeza protectora de Gorgona y colocadas en forma de hélice, evocando a su manera la conformación orográfica de Sicilia.
Los navegantes normandos que tomaron Sicilia en 1072 exportaron esta trinacria grecorromana a la isla de Man (mar de Irlanda), y de ella hicieron su bandera. El ancestral trisquel celta y la inmemorial trinacria griega vinieron así a hermanarse en la Britania medieval enriqueciendo su simbología.
Trinacria cristianizada como clave de bóveda en
la catedral vieja de Plasencia (Cáceres). Siglo XIII.Labras castreñas evocadoras de la simbología
del trisquel. Museo Arqueológico del Monte
Santa Tecla. La Guardia (Pontevedra).Sillar con trisquel reaprovechado en una
construcción rural. Airavella (Allariz, Orense).
Siglo IV a. e.Trisqueles de la piedra “Fermosa”. Termas del
castro de Briteiros. Guimaraes (Braga,
Portugal). Siglo II a. e.♣ (clica encima de las imágenes)
Especie de sireno (véase sirena) que los artistas del renacimiento, inspirándose en la mitología grecolatina (Poseidón y Anfítrite engendraron a Tritón), representaban con torso (2) humano y ambas extremidades, cual cola de pez, formando un solo caudal o cada cola por su lado. No siempre lo acompañaban sus atributos: el tridente y la caracola de mar, a la que hacía sonar a modo de trompeta tanto para para calmar como para encrespar las olas. Esta recreación renacentista se perpetuó en en los siglos siguientes hasta llegar a nuestros días.
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Véase troj
Rincón semiabovedado o arco capialzado y cónico que resuelve arquitectónicamente el paso de un cuadrado a un círculo (la cúpula, y muy pocas veces una bóveda) o a un octógono o dodecágono (el cimborrio, y a menudo también la cúpula). En cualquier caso —salvo raras excepciones— se requiere siempre el concurso de al menos cuatro trompas. Su existencia ha estado siempre ligada a las iglesias, aunque no de forma exclusiva, pues también habita espacios civiles.
No hay que confundir la trompa con la pechina. Aunque guardan cierto parecido y ambas se disputan su vecindad a la cúpula, la pechina únicamente es el triángulo semiabovedado y curvilíneo que resulta de apear (1) directamente la semiesfera de la cúpula sobre los cuatro arcos torales (1) del crucero (1), pero no incorpora como la trompa elementos nuevos a la fábrica. Sin arcos que la originen, la pechina no existiría; la trompa, por el contrario, tiene vida propia y puede asociarse por su cuenta a dos muros yuxtapuestos en ángulo para la formación de la cúpula, la bóveda o el cimborrio. Ver también este artículo.
Avenerada. Tetramorfos. Venera.
Dos de las trompas de la capilla
del Cristo de la Escucha. Catedral
de la Encarnación. Almería. Siglo XVI.Salón de Embajadores. Castillo-palacio de don Juan
Pacheco (marqués de Villena). Belmonte (Cuenca).
Siglo XV.Capilla mayor de la iglesia de San Pablo. Palencia.
Siglo XVI. Caso excepcional de solo dos trompas
para la bóveda.♣ (clica encima de las imágenes)
- Abertura con cierto derrame exterior practicada en el muro de una fortaleza tras la aparición de la artillería en el mundo de la guerra. Por la tronera se dispara un cañón o un arma de fuego de menor calibre. (Ver este artículo.) Almena. Aspillera. Aspillerado (4). Barbacana (4). Buhedera. Cañonera. Casamata. Matacán. Saetera.
– tronera de merlón: la que está a cielo abierto en lo alto de un bastión y presenta hacia fuera un profundo derrame, determinado por el gran espesor de los merlones que la flanquean.
– tronera de buzón: con forma rectangular apaisada, queda empotrada en el espesor del muro.
– falsa tronera: mero orificio ciego y engañoso en la muralla con fines disuasorios.
2. Ventana angosta por donde entra escasamente la luz. Aspillera. Aspillerado (1).
Vano visigodo en la torre larredense
de la iglesia de San Bartolomé. Gavín
(Huesca). 1060.♣ (clica encima de las imágenes)
Véase mediacaña
Dicho de un arco de herradura árabe apuntado. Como en todos los arcos de herradura, hacia la mitad de su recorrido la luz es mayor que entre los puntos de arranque, pero lo que lo distingue es que sus dovelas convergen en la clave formando ángulo agudo u obtuso. Ojival. Perpiaño. Ver también este artículo.
Vano túmido aspillerado del ábside de
la ermita de Santa María La Antigua.
Carabanchel, Madrid. Siglo XIII.♣ (clica encima de las imágenes)
- Superestructura prehistórica formada por acumulación compactada de tierra sobre un dolmen compuesto o de corredor con vano de acceso. Contra lo que se cree, no siempre fue lugar de enterramiento; sí en cambio parece vinculado en todo momento al culto a la divinidad. Arquitectónicamente el túmulo nació de forma coyuntural: el acarreo provisional de tierra para formar exteriormente una rampa adosada a los ortostatos del dolmen, por donde poder arrastrar la losa o las losas del cubrimiento (1) superior. Pero hay también túmulos techados con falsa bóveda —y por tanto sin necesidad de acarreo de tierra para formar rampas— que, sin embargo, fueron igualmente aterrados. En la configuración dolménica de un túmulo no intervenían solamente ortostatos, sino también mampuesto en seco con el que, además de la ocasional falsa bóveda, se construían algunas de sus paredes. Ciclópeo. Megalítico. Tholos (1).
- Armazón cubierto de paños fúnebres donde se coloca el ataúd con los restos de un difunto para la celebración de las exequias. Catafalco.
- Sepulcro suntuoso sobre columnas o plataforma. Es frecuente encontrarlo en las catedrales y otras iglesias principales con las que el ilustre difunto mantuvo especial relación. Arca funeraria. Arcosolio. Cenotafio. Mausoleo. Panteón. Sarcófago. Urna (2).
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Véase umbrario