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Última actualización: 13 de abril de 2021
- transepto
En una iglesia con planta (1) de cruz latina, nave corta (travesaño superior de la cruz) que, inmediatamente antes de la cabecera, cierra el paso a la nave mayor, y a las laterales si las hubiere, que suben desde los pies del templo. En su intersección con la nave central forma el crucero (1), pero no por ello hay que llamar al transepto con este nombre, ya que el crucero es tan solo su porción central, donde se levanta el cimborrio, la cúpula o el abovedado punto ciego de intersección. Ver este artículo.
La longitud del transepto puede quedar circunscrita al ancho de las crujías laterales o rebasarlo. En este último caso se aprecia mejor la simbología de la cruz.
En la planta (1) de cruz griega, el cruce del transepto con la nave mayor se verifica en el punto medio de ambos, si bien solo impropiamente podemos hablar aquí de transepto, ya que ambas crujías revisten la categoría de nave mayor.
Es infrecuente que en un mismo templo haya más de un transepto, si bien no pocas catedrales del Reino Unido y otras de rito bizantino tienen dos, más corto el inmediato a la cabecera.
Aunque el término transepto hace referencia por antonomasia a las iglesias, se da también en la arquitectura civil.
Planta cruciforme con girola en la cabecera
y cúpula en el crucero. Catedral de
Segovia. Siglos XV-XVI.Planta de cruz latina con crucero ciego.
Catedral de Santa María. Ciudad Rodrigo
(Salamanca). Siglos XII-XIV.♣ (clica encima de las imágenes)
- transición
Periodo de medición imprecisa por el que atraviesan los viejos estilos artísticos en su proceso de decadencia o de mutación hacia las nuevas formas que acabarán suplantándolos. Durante ese tiempo, y de manera casi siempre inadvertida, se dan cita en un mismo edificio en construcción innovaciones artísticas que conviven con formas tradicionales, plasmando obras (2) mixtas que hoy, en un intento de clasificación coherente, se hace difícil o imposible asignarles unívocamente una identidad estilística. Y así, en la transición del prerrománico al románico, de este al gótico, del gótico al renacimiento y del arte renacentista al barroco —por citar solo los más conocidos— tenemos en un mismo monumento muestras arquitectónicas que acreditan dicha pluralidad de formas.
No encaja exactamente en este modelo la mistificación de muchas catedrales góticas. Su dilatado proceso de edificación a causa de su propia envergadura, además del freno constructivo de las guerras y la irregular financiación propiciaron con frecuencia la incorporación a la misma obra del último nuevo estilo. Tras una prolongada paralización sucedía que, al reanudarse las obras, ya eran otras las tendencias artísticas dominantes.
De entre todos los modelos de transición se ha destacado siempre, sin razón alguna, el estilo cisterciense, apelando a que dentro del potente y austero sustrato románico anticipó tímidamente la grandiosidad exuberante del gótico. Pero no se verifica aquí transición alguna, pues el gótico llevaba ya dos décadas escalando el cielo, precisamente en la misma región en la que los monjes blancos comenzaron a propagar las formas ojivales. Ver este artículo y este otro.
Nada que ver tampoco con la transición estilística es el fenómeno de la sustitución, cuando unas formas ya acabadas de siglos precedentes son suplantadas por otras nuevas que quiebran radicalmente el proyecto original, cosa harto frecuente en la ajetreada historia de tantos monumentos.
del carolingio-lombardo al románico
Iglesia del monasterio de San Pedro de Roda.
Puerto de la Selva (Gerona). 1020.del románico al gótico
Iglesia cisterciense de Santa María de la
Oliva. Carcastillo (Navarra). Siglo XII.del plateresco al renacentista
Escalera de Covarrubias del palacio arzobispal de
Alcalá de Henares. 1530.del renacimiento al barroco
Iglesia del monasterio benedictino de San Salvador.
Celanova (Orense). Siglo XVIII.del manierismo al barroco
Iglesia del monasterio de San Jerónimo
de la Concepción. Granada. Siglo XVI.♣ (clica encima de las imágenes)
- transparente
Innovación barroca exclusiva —y poco abundante— de los templos católicos que crea un ámbito arquitectónico esplendente y singular, en coincidencia con el trasaltar y propiciado por la presencia de un óculo (1) o tragaluz (1) en lo alto de la composición o en el muro frontero, incidiendo directamente con su luminoso rayo sobre el trasaltar o alguna de sus partes.
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- trasaltar
El Diccionario de la Lengua Española lo define como «sitio que en las iglesias está detrás del altar». Pero se puede precisar más diciendo que en las iglesias que lo tienen —muchas catedrales y algunas basílicas y colegiatas— ocupa la parte trasera del presbiterio, formando parte de la girola o del último tramo diáfano de la cabecera. En el reverso, pues, del muro presbiterial se desarrollan, habitualmente con gran despliegue artístico, algunos motivos religiosos o escenas evangélicas, por lo común de carácter escultórico, y otras ornamentaciones que enriquecen el conjunto, organizado todo ello a modo de retablo. En esa línea se incorpora a veces un pequeño altar, e incluso puede el trasaltar llegar a constituir una o varias capillas. Es posible que aloje también alguna reliquia o el sepulcro de algún personaje importante relacionado con la historia del templo o de la ciudad. Por último, en las iglesias con cripta puede el trasaltar dar entrada a la escalera que conduce a ella. Transparente. Trascoro.
Ver también este artículo.
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- Trasaltar y trascoro, diferencias de Perogrullo
En el revuelto río de internet hallamos flora y fauna de lo más variopinto. Y ese carácter libérrimo, casi libertario, de la red nos obliga a montar la guardia más de lo deseable, a fin de contrastar caso por caso la ilimitada información que nos transmite. Desde su particular tribuna, este alarife aporta también su personal contribución al incesante caudal de opiniones y saberes que ponen a prueba nuestra capacidad de discernimiento. Por lo que soy igualmente objeto de tan irrenunciable vigilancia diligente.
En algunos templos importantes como las catedrales, las basílicas, ciertas colegiatas y a menudo algunas iglesias monásticas, podemos encontrarnos —solo si disponen de girola o de una cabecera diáfana que permita transitar por detrás del presbiterio— lo que, por evidente, se ha dado en llamar trasaltar: una suerte de retablo o capilla, quizás un mausoleo o acaso un trabajado mural (2), que cierra hermoseándolo el trasdós (4) del presbiterio. Como su propio nombre indica, ese añadido escultórico-arquitectónico del testero está inmediatamente detrás del área que corresponde al altar mayor, ese altar que da al templo no solo su orientación, sino también su sentido.
Y hasta es posible que en el mismo templo —únicamente si tiene coro cerrado en medio de la nave principal— hayamos admirado algo parecido en la parte posterior del recinto coral. Y si el ornamentado trasaltar recibe su nombre del altar mayor que lo precede, de igual modo lo que contemplamos detrás del coro no puede llamarse sino trascoro. Pero, ay, estas diferencias de Perogrullo no están al alcance de todos, y lo inverosímil siempre encuentra adeptos.
Ni el trasaltar ni el trascoro, sin embargo, son ubicuos. Ni siquiera todas las catedrales presumen de tenerlos. Además, como ya se ha insinuado, puede un templo embellecer su deambulatorio (2) con un trasaltar pero no exhibir trascoro, por inexistencia del ámbito coral que lo ocasiona; y viceversa: una iglesia puede lucir un hermoso trascoro a los pies del templo y no contar con un trasaltar en la cabecera.
Por último, y en descargo de quienes no distinguen entre trasaltar y trascoro, hay que anotar la confluencia a veces de coro y altar mayor en un mismo espacio, o sea, en el presbiterio. Y en este caso, claro es, trascoro y trasaltar devienen ambivalentes.
Trasaltar de la catedral de Valencia
(con el brazo incorrupto de San Vicente
mártir). Siglos XVI-XVIII.♣ (clica encima de las imágenes)
- trascoro
En una iglesia importante (catedral, basílica, colegiata…), parte trasera del coro bajo, el que se halla en planta (1) ocupando el centro de la nave principal. Desde el punto de vista artístico, en la mayoría de los casos el trascoro, que no siempre se ajusta al estilo general del templo, reviste relevancia y suntuosidad, albergando algún retablo, tal vez una o más capillas, y luciendo esmerada decoración. Trasaltar.
Ver también este artículo.
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- trasdós
o extradós
- Superficie exterior convexa de un vano circular, un arco, un cubo (4), una bóveda o una cúpula, y por tanto contrapuesta al intradós (1), la parte cóncava. El trasdós, salvo que el arco o la bóveda sean exentos, no suele ser visible, pues o bien el sofito (2) o bien el paramento (1) montan sobre él cubriéndolo completamente. Trasdosado. Ver también este artículo.
- Cara superior de una dovela, casi siempre oculta por cubrirla otro elemento.
- Pilastra que está inmediatamente detrás de una columna entrega o semicolumna.
- Cara externa visible de cualquier unidad arquitectónica que esté dotada también de intradós (1) (v. gr.: la superficie exterior de un ábside, la parte trasera de un presbiterio con girola, el exterior de una cubierta [1]).
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Jaramillo
de la Fuente (Burgos). Siglo XII. El sillar del arco
oculta su trasdós en el muro.Arco califal de la puerta de la Pastora. Medina
Sidonia (Cádiz). Siglo X. Flancos y copete
cubren el trasdós del arco.Trasdós del ábside de la iglesia de Nuestra Señora
de la Asunción. Manquillos (Palencia). Siglo XII. Uno
de los pocos ejemplos de ábside con dos cilindros.♣ (clica encima de las imágenes)
- trasdosado
o extradosado
Acción y efecto de trasdosar o trasdosear, es decir, cubrir el trasdós (1) de un elemento arquitectónico montando sobre él. El arco y la bóveda no exentos son el paradigma del trasdosamiento. Erróneamente se está imponiendo en nuestros días el uso de trasdosado para denotar el revestimiento de una pared cuando se le proporciona aislamiento térmico o acústico, o se la cubre a fin de embellecerla. No se percatan quienes así se expresan de que ese revestimiento no se está aplicando al trasdós del paño (3), sino a su intradós (1). Para ser exactos, es o está trasdosado un miembro arquitectónico cuando su trasdós no es visible, por estar cubierto por otro elemento o por quedar encastrado en una estructura que lo absorbe; por ejemplo, la chambrana, la pilastra o el friso cuando están embebidos en el paramento (1), que suele ser siempre. En arquitectura, el trasdosamiento de las distintas partes de la fábrica es la clave y la norma para proporcionar solidez y seguridad a la edificación.
Ver también este artículo.
paramentos, arcos y bóvedas trasdosados
Pasadizo de acceso a la cripta del Perdón. Iglesia de
San Esteban. Sos del Rey Católico (Zaragoza). Siglo XI.El murete de la barandilla trasdosa el friso que lo adorna.
Escalera del palacio de Dalmases. Barcelona. 1710.El trasdós del ábside trasdosa las pilastras
acanaladas que lo segmentan. Iglesia de
San Julián y Santa Basilisa. Villaconancio
(Palencia). Siglo XIII.Chambranas, esculturas de Pedro y Pablo y tejaroz son
trasdosados por el paramento. Puerta del Perdón de
la real colegiata de San Isidoro. León. Siglo XII.♣ (clica encima de las imágenes)
- Trasdosado que nada trasdosa
En el mundo de la construcción se está imponiendo desde hace tiempo y de forma equívoca el término trasdosado para señalar cualquier revestimiento que se da a una pared a fin de proporcionarle un mayor aislamiento térmico o acústico, o simplemente para embellecerla. Sin embargo, y para ser exactos, es o está trasdosado un elemento arquitectónico únicamente cuando su trasdós (1) no es visible, por estar cubierto por otro elemento que lo monta o al que se adhiere o por quedar encastrado en una estructura que lo absorbe, como pasa, por ejemplo, con una chambrana, una pilastra o un friso (4) cuando están embebidos en el paramento (1), que suele ser siempre. Es la forma habitual que presentan los arcos y las bóvedas, paradigmas del trasdosamiento. En arquitectura todo se trasdosa; en ello radica su éxito; es la clave y la norma fundamental para dar solidez y seguridad a la edificación. Unas piezas montan sobre el trasdós de otras para conseguir la estabilidad de toda la fábrica gracias al peso de las partes. El trasdosado tiene por tanto función estructural (2).
En cambio, la nueva acepción de trasdosado que ahora se inocula en la jerga de la construcción hace referencia a un aditamento superficial, prescindible en sí mismo, que no interviene en la conformación intrínseca del edificio. Quien tapa con paneles o cubre con mezcla (1) una pared interior no está actuando en modo alguno sobre el trasdós de los sillares, bloques (1) o ladrillos que la forman, sino sobre su intradós (1); se limita simplemente a ocultar su cara vista. Y para expresar esa acción ya existen hace tiempo las palabras adecuadas, y no pocas, ciertamente. Pero son voces sencillas, sin afectación, que dicen lo que todo el mundo entiende: revestimiento, recubrimiento, solapamiento, guarnecido, aislamiento, insonorización…, según los casos.
Un mal día, sin embargo, alguien pensó que tales términos eran demasiado simples, al alcance de cualquiera, y tomó la fatua iniciativa de arrinconarlos, para perpetrar acto seguido un semanticidio en las consagradas voces trasdosar y trasdosado, alterando radicalmente su significado. Son lemas estos, cómo dudarlo, mucho más arcanos y exóticos, y elevan inmediatamente al ignorante que los usa a un rango superior, proporcionándole ese apetecible halo de erudición envidiable. Y por desgracia ya sabemos con qué rapidez se transmiten los virus de la petulancia y la estupidez.
No se insistirá lo bastante en la necedad que entraña invadir otros territorios semánticos para extrapolar significados que no hacen sino crear confusión y fomentar la malnutrición del idioma.
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- travertina
o travertino
Piedra calcárea de tonalidades claras y de origen parcialmente biogénico, formada por depósitos de carbonato cálcico, muy utilizada en arquitectura como piedra ornamental de suelos y paramentos (1). Muchos monumentos de la antigua Roma fueron revestidos con travertino procedente de las canteras (1) de Tívoli, y que hoy todavía podemos admirar en multitud de iglesias de la Ciudad Eterna, cuyas paredes fueron recubiertas, sobre todo durante el renacimiento y el barroco, con las placas todavía aprovechables de aquellas construcciones imperiales. El travertino de canteras españolas siempre estuvo presente en las construcciones del país, y ha cobrado un auge todavía mayor en los últimos años.
Arenisca. Berroqueño. Caleña. Caliche (2). Campanil. Carrara. Especular. Macael. Pario. Pentélico. Pudinga. Sangrante. Toba. Tosca.
Piedra travertina de Tortajada (Teruel) en
el revestimiento del hotel Reina Petronila
de Zaragoza. 2017.Sillares travertinos de Blancas (Teruel). Centro
de Interpretación del acueducto romano de
Gea de Albarracín (Teruel). 2015.En 1997 se terminó de remodelar con piedra
travertina de Teruel el teatro romano de
Sagunto (Valencia)♣ (clica encima de las imágenes)
- trencadís
(escríbase: trencadís o «trencadís»)
Forma de revestimiento decorativo en todo tipo de superficies, elaborado con fragmentos de azulejos o pequeños trozos de piedra con forma plana, típico de Cataluña ―Gaudí fue su creador― y de la región valenciana.
Alicatado. Alicatar. Arrimadero. Alicer (1). Cosmatesco. Intarsia. Loseta. Manises. Musivo. Opus sectile. Zócalo (2).
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- trépano
“a trépano”
Técnica con que determinados objetos de marfil, hueso o piedra son labrados con la ayuda de una herramienta percutora de nombre trépano que va horadando la superficie eliminando el material sobrante, hasta formar afiligranadas y armónicas cavidades, a veces superpuestas. En los capiteles románicos la labra (1) se hacía sobre bloques (2) calizos recién extraídos, de condición ‘blanda’; después, el paso del tiempo y los agentes atmosféricos proporcionaban a la piedra la dureza y consistencia necesarias para hacerse perdurable. En todos los estilos los capiteles “a trépano” han gozado de especial predilección por parte de los canteros. Calado (2).
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- tresbolillo
‘al tresbolillo’. En la configuración de determinados frisos (3) y cenefas, forma de colocar las pequeñas piezas que lo componen, a saber: en filas paralelas, intercalando un espacio entre cada pieza, de modo que las piezas de una fila estén frente por frente de los huecos de la fila contigua, como si formasen triángulos equiláteros. El símil del tresbolillo, tomado de cómo se plantan vides, flores y otros vegetales, se ha asentado en arquitectura, principalmente en contextos decorativos, y se aplica, entre otros ejemplos, a la disposición lineal de los frisos de esquinillas y los ajedrezados.
Frisos de esquinillas de alero y estribos.
Iglesia de Santa María del Olivar.
Estercuel (Teruel). Siglo XVI.Frisos de esquinillas y otros del
hastial occidental de la iglesia
de Ntra. Sra. del Castillo. Aniñón
(Zaragoza). Siglo XIV.♣ (clica encima de las imágenes)
- tribuna
- En la parte alta de los paños (3) interiores de una iglesia —especialmente si es románica o gótica—, galería (1) en serie y profunda sobre las naves laterales, dotada por lo común de arquería, que mira a la nave central sobre los arcos formeros de las crujías. Arquitectónicamente se inspiró en el discriminatorio matroneum, que el arte bizantino había tomado del arte paleocristiano y este a su vez había heredado del judaísmo. Pero aparte de su función social, la tribuna ampliaba el aforo del templo, enaltecía e imprimía ritmo a los lisos paramentos (1) y aligeraba las cargas estructurales de la fábrica en su conjunto. En las llamadas “iglesias de peregrinación”, que congregaban con frecuencia a muchedumbres, es donde mejor se ponía de manifiesto la utilidad de las tribunas. Desde allí se podían oír los sermones y seguir las ceremonias del culto. En algunas regiones, sin embargo, se concibieron las tribunas como espacios aéreos desprovistos de suelo, meros elementos ornamentales y también de descarga, pero en definitiva falsas tribunas. En Galicia hay tres iglesias románicas con esta característica: la basílica de Santa Marina de Aguas Santas, la antigua colegiata de Santa María de Xunqueira de Ambía y la iglesia del monasterio de Acibeiro. Pero también encontramos ejemplos en Toledo y Valladolid.
La anchura de las tribunas coincide con la amplitud de las crujías. Puede haber tribunas corridas, que no presentan tabiquería entre sí, y tribunas estancas o compartimentadas. No debe confundirse tribuna con triforio (1) o ándito (1), pasillo estrecho igualmente arqueado (2) que en algunas catedrales —especialmente fuera de España— corre por encima de las tribunas, aliviando aún más la posible pesantez de los muros. En las catedrales españolas el triforio ocupa frecuentemente el lugar de la tribuna como zona de paso, inaccesible a los fieles. Ver también este artículo. - Estancia en alto y con celosía a un lado del presbiterio, que permite seguir los oficios religiosos con discreción y reserva.
- Estrado desde el cual se dirige la palabra al auditorio. Ambón.
- Lugar elevado desde donde presidir un acto. Podio (3).
- Localidad o asiento preferente en un estadio (2), campo de deporte o teatro.
Falsas tribunas. Iglesia de San Román (antigua
mezquita). Museo de los concilios visigodos.
Toledo. Siglo IX.Falsa tribuna de la iglesia del monasterio de
Santa María (canónigos regulares). Xunqueira
de Ambía (Orense). Siglo XII.Tribuna colectiva presidencial y tribuna individual de
oradores. Sala Europa del Senado de España. 1991.♣ (clica encima de las imágenes)
- En la parte alta de los paños (3) interiores de una iglesia —especialmente si es románica o gótica—, galería (1) en serie y profunda sobre las naves laterales, dotada por lo común de arquería, que mira a la nave central sobre los arcos formeros de las crujías. Arquitectónicamente se inspiró en el discriminatorio matroneum, que el arte bizantino había tomado del arte paleocristiano y este a su vez había heredado del judaísmo. Pero aparte de su función social, la tribuna ampliaba el aforo del templo, enaltecía e imprimía ritmo a los lisos paramentos (1) y aligeraba las cargas estructurales de la fábrica en su conjunto. En las llamadas “iglesias de peregrinación”, que congregaban con frecuencia a muchedumbres, es donde mejor se ponía de manifiesto la utilidad de las tribunas. Desde allí se podían oír los sermones y seguir las ceremonias del culto. En algunas regiones, sin embargo, se concibieron las tribunas como espacios aéreos desprovistos de suelo, meros elementos ornamentales y también de descarga, pero en definitiva falsas tribunas. En Galicia hay tres iglesias románicas con esta característica: la basílica de Santa Marina de Aguas Santas, la antigua colegiata de Santa María de Xunqueira de Ambía y la iglesia del monasterio de Acibeiro. Pero también encontramos ejemplos en Toledo y Valladolid.
- Tribunas y triforio, tributarios de una confusión
Según la teoría más generalizada, en la construcción de algunas catedrales románicas y góticas y otras iglesias principales enclavadas en las medievales rutas de peregrinación se hizo necesario, por la mucha afluencia de fieles en celebraciones especiales, disponer espaciosas galerías (1) o tribunas (1) sobre las crujías laterales, y a veces sobre la girola, que ampliaran la capacidad del templo, una vez que se completaba en planta (1) el aforo de las naves. (Lo que hacían en realidad era continuar la tradición del matroneum paleocristiano y bizantino, destinado a la separación de sexos, heredado a su vez del judaísmo.) Tenían dichas tribunas la misma anchura que las naves laterales y desde allí podían los peregrinos oír los sermones y seguir visualmente las ceremonias del altar mayor. Su estructura se conformaba como un espacio continuo, o bien tabicado por tramos, con arquerías y antepechos (1) a lo largo de su recorrido por ambos lados de la nave central. Este prototipo medieval trascendió a otras épocas, y caló también en estilos posteriores, sin que los templos que lo adoptaban tuvieran relación alguna con las rutas de peregrinación que motivaron la idea original.
Vemos también a veces, especialmente fuera de España, que algunas catedrales —más las góticas que las románicas— presentan sobre las tribunas otro piso (1) de arquerías, de factura aparentemente similar, y cuya profundidad o anchura no siempre es apreciable desde abajo. Podríamos por tanto pensar que aquello también son tribunas. Pero no. Se trata más bien de un estrecho pasillo o ándito (1), vedado a los fieles, cuya finalidad es hacer más fáciles las tareas de mantenimiento del templo, si bien contribuye igualmente con sus arcos y columnas a aliviar las descargas estructurales (2) de las bóvedas y aligerar y embellecer los altísimos paramentos (1) de la nave principal. Lo llamamos triforio (1).
Otras veces no se da esta duplicidad de tribuna y triforio, y son incluso mayoría las iglesias españolas de este tipo que rasgan sus altos paramentos con el angosto triforio funcional y no con la ancha tribuna habitable, sirviendo a un tiempo de ornamento y de descarga, como ya se ha dicho.
A la hora de describir el interior de una catedral o de cualquier otro templo de las características descritas, leemos y oímos a menudo, y solamente, la palabra triforio (suena en verdad más exótica) para señalar la espaciosa galería arqueada (2), por tramos o continua, que recorre a media altura y por ambos lados la nave mayor, sin dudar siquiera quienes formulan tal aserto de que pueda tratarse de una tribuna. Esta errónea identificación de tribuna con triforio lleva además a no pocos ‘entendidos’ a caer en otro disparate: llamar “falso triforio” —en los templos que carecen de tribunas— al triforio propiamente dicho. Y atribuyendo a triforio, por pedantería más que por ignorancia, propiedades de tribuna, resulta que cuando aquel no las tiene —porque no le corresponden— se ven abocados a tildarlo de “falso”. Sublime petulancia.
Ahora ya sabemos que las tribunas existen y que reclaman silenciosamente su derecho a ser llamadas por su nombre… cuando corresponda.
Interior de las tribunas de la catedral de
Santiago Apóstol. Santiago de Compostela
(La Coruña). 1075-1128.♣ (clica encima de las imágenes)
- triconque
o tricónquido o tricónquida
Formado con las raíces latinas tri (‘tres’) y conca (‘concha’), alude en origen a la división tripartita semicircular de un cuerpo. Tanto en la arquitectura románica como en la gótica se ha adoptado el término triconque y su equivalente tricónquido para definir la cabecera de una iglesia con ábside de tres cilindros (1) —en concordancia con la etimología—, y también, por acomodación, con otras cabeceras que, aun siendo planas o de alzado (2) recto, contienen tres cuerpos.
Si en la cabecera se dan cita más de tres cilindros o cubos (4) —un ábside/testero central con tres o más absidiolos—, la cabecera recibe entonces el nombre de tetracónquida, pentacónquida… o policónquida, dependiendo del número de cilindros o cubos que intervengan. Planta (1).
Interior del ábside triconque de la iglesia de
San Esteban. Sos del Rey Católico (Zaragoza).
Siglo XIII.♣ (clica encima de las imágenes)
- trífora
Del latín tri (‘tres’) y foris (‘abertura’), ventana de tres vanos separados por dos columnillas. La bífora, de dos vanos, está originada por el parteluz. Las sucesivas divisiones del vano dan lugar a los términos tetráfora, pentáfora, etcétera. Triforio.
Trífora con columnas visigóticas
reaprovechadas. Claustro catedral
de Tortosa (Tarragona). Siglo XIII.♣ (clica encima de las imágenes)
- triforio
1. o ándito (1). En algunas catedrales y otras iglesias principales, estrecho corredor con vanos (fores, plural de latín foris, -is), no accesible a los fieles, que discurre a lo largo de los paramentos (1) superiores de la nave central, proporcionando a los muros mayor ligereza volumétrica. El prefijo tri- no determina necesariamente que los vanos estén divididos en tres segmentos, ya que pueden sucederse sin subordinación numérica o adoptar la forma de galería (1) corrida, con o sin arquería.
En los templos donde además hay tribunas (1), con las que el triforio guarda aparentemente mucha similitud, se alinea por encima de ellas.
Visto el triforio desde la planta (1), cabe la duda de si se trata realmente de un triforio o es más bien una sucesión de tribunas, debido a que desde abajo no se aprecia bien su profundidad, que es lo que los diferencia, o sea, un simple pasillo para el triforio, la anchura de la crujía para las tribunas.
Algunos templos se ornamentan con un falso triforio carente de forjado (2), y por tanto aéreo, no transitable.
Ver también este artículo.
2. Triple vano, resultado de intercalar dos columnas espaciadas en el centro.
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- triglifo
Adorno del friso (2) dórico en el entablamento (1) de un templo griego o de cualquier construcción del orden (1) mencionado, con forma de rectángulo vertical surcado por dos estrías y tres aristas (3) planas. Se da el contrasentido de que el ‘tri’ de triglifo alude precisamente a la estría o glifo (2) como determinante numérico, pero estrías solo tiene dos, mientras que es la arista la que realmente se triplica. (Salvo que se tengan en cuenta las no siempre presentes dos medias estrías de los extremos y se cuenten como una.)
Los triglifos son la sublimación artística en piedra de las cabezas de viga de madera que en el periodo arcaico (2) de la arquitectura griega cargaban directamente sobre el arquitrabe sosteniendo la estructura de la cubierta (1).
El triglifo alterna, sin solución de continuidad, con las metopas (los antiguos espacios vacíos entre las vigas antes mencionadas), placas de piedra de las mismas dimensiones que los triglifos, a menudo labradas.
La versión moderna del triglifo clásico (1) vendría de la mano del arte románico con la invención del canecillo. Más tarde, con el renacimiento y el neoclasicismo se volvió a repristinar, sin cambios, la idea del triglifo dórico, al tiempo que la metopa quedaba frecuentemente desprovista de labra alguna.
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Última actualización: 13 de abril de 2021