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Sillares y mampuestos

ábside

Proviene del griego ἀψίς, -ῖδος (apsis apsidós: ‘arco‘, ‘bóveda‘). En un templo, es la parte abovedada semicircular o poligonal (testero) que sobresale en la cabecera. Muy frecuente en el románico y el gótico, el ábside es la continuación de lo que los romanos conocían como éxedra en las basílicas. El concepto «ábside» ha sufrido una desviación en su etimología y actualmente denota tanto la cabecera de base cilíndrica como la de trazado poligonal —si bien en este glosario, en honor a la precisión, tratamos como ábside al circular y como testero al recto (ver este artículo)—.

El ábside, al igual que otros cuerpos (1), presenta una cara exterior o trasdós (4) y otra interior o intradós (1), y ambas reciben el nombre de ábside, aun cuando su configuración arquitectónica —ornamental, especialmente— pueda ser muy distinta.

Tanto la cabecera semicircular como la de base rectangular pueden presentar también otros ábsides más peque­ños (absidiolos) flanqueando al principal y formando con él, según sea su número, un ábside tri, tetra, penta… -conque o -cónquido (ver triconque). Aun sin ser lo habitual, en las cabeceras románicas asistimos también a la combinación de testero (poligonal) seguido de ábside (semicircular), nunca al revés. Estas combinaciones dan lugar a cabeceras escalonadas (b), en las cuales testeros, ábsides y absidiolos se suceden adosados disminuyendo en altura En algunas plantas de cruz latina vemos, por último, otros absidiolos semicirculares apartados del semicilindro central e integrados en los brazos del transepto.

A veces en las cabeceras con un solo ábside, este es precedido por una porción recta —ligeramente sobresalida o quizás sin solución de continuidad— formando unidad con él; es el «tramo presbiterial».

En todos los casos, la visión más definida y completa del ábside o del testero la obtenemos desde el exterior del templo, ya que desde dentro no siempre se percibe con claridad el diseño exacto de la cabecera.

En la riqueza terminológica del arte románico, para designar el ábside central y los absidiolos semiesféricos se utilizan frecuentemente términos como cubo (4), cilindro o semicilindro, tambor (4), hemiciclo (2) —o cascarón absidial cuando el intradós del ábside presenta bóveda de horno—, lemas que, aun sin ajustarse estrictamente a lo que definen, contribuyen a dotar al concepto de una mayor plasticidad.

Éxedra. Planta (1). Triconque.

Ver también este artículo.

 

 

Cabecera poligonal de la catedral de la Encarnación.
Málaga. Siglo XVI.

Ábside con tramo presbiterial. San Juan
de la Rabanera (Soria). Siglo XII.

Ábside mixto escalonado de San Félix de Barruera
(Valle del Boí, Lérida). Siglo XII.

Ábside policónquido escalonado de la
catedral de Segovia. Siglos XVI-XVIII.

Ábside triconque mixto. Iglesia de Santa María
la Nueva. Zamora, Siglo XIII.

Iglesia de la Asunción. Santa María de
Cayón (Cantabria). Finales del siglo XII.

Iglesia del monasterio femenino cisterciense
de Ferreira de Pantón (Lugo). Siglo XII.

Ábside gótico. Convento de S. Francisco.
Morella (Castellón). 1272.

Ábside con tramo recto de la iglesia de San Juan
Evangelista o ante Portam Latinam. Arroyo de la
Encomienda (Valladolid). Siglo XII.

Ábside y absidiolos cilíndricos de la colegiata de San
Salvador. San Salvador de Cantamuda (Palencia). 1185.

Ermita de San Adrián de Sásabe
(Borau, Huesca). 1104.

Ábside tricónquido. Iglesia mudéjar de San Salvador
de los Caballeros. Toro (Zamora). Principios siglo XIII.

 

 

♣ (clica encima de las imágenes)