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Sillares y mampuestos

arco de descarga

Aquel que desvía hacia puntos de seguridad estructural las cargas de la fábrica. Todo arco dispone de esta propiedad, si bien no todos, por el lugar que ocupan, la desempeñan. Pero aun dentro de aquellos que la ejercen, reciben el nombre de arco de descarga tan solo los que van inscritos o solapados en el paramento (1). Nace en muchos casos a despecho del dintel o del arco adintelado; cuando ninguno de ellos se presupone que va a cumplir su cometido de frenar y repartir las presiones estructurales que absorbe, entonces entra en juego el arco de descarga. Con él se consigue obviar un posible colapso del muro.

La fiabilidad del arco para soportar pesos y tensiones ha quedado acreditada en todos los tiempos como el mejor contrarresto en cualquiera de las configuraciones posibles. Por eso, frente a la utilización en la obra (2) de materiales poco resistentes o ante la necesidad de abrir algún vano (1) no previsto inicialmente, el arco de descarga garantiza el alejamiento de los empujes estructurales hacia los contrafuertes —en el caso de querer reforzar los muros— o hacia las mismas jambas si se trata de abrir nuevos vanos o afianzar los ya existentes. Generalmente se trata de un arco ciego y de medio punto, de flecha (1) variable, encastrado, como ya se ha dicho, en el paramento. Por eso su protagonismo pasa inadvertido la mayoría de las veces.

Podríamos aventurar que la presencia del arco de descarga en una obra es siempre algo sobrevenido, una emergencia que no se contemplaba en el alzado original del edificio, pero que una vez avanzados los trabajos se advirtió su necesidad y se incorporó al conjunto de contrarrestos.

Conviene aclarar que determinadas chambranas semicirculares que acompañan a algunos vanos medievales para enaltecerlos no son arcos de descarga, como tampoco lo es propiamente la dobladura con que se presentan ciertos vanos arqueados (1), por más que esta última pueda reportarles a aquellos algún beneficio reforzador. De igual modo, el arco doblado no está catalogado tampoco como arco de descarga, si bien es evidente su cabal poder de reforzamiento. El arco de doble arco o de rodillo, por el contrario, sí presenta una estructura y posición que lo avalan como arco de descarga, aunque su existencia en una obra responda más al proyecto original que a una emergencia.

Con la innovación de nuevos materiales en la construcción —hierro y acero principalmente—, el arco de descarga ha quedado en la arquitectura como mero testimonio de un modo de solucionar problemas estructurales que hoy ya no se presentan o se resuelven de manera diferente.

Ver también este artículo.

 

 

presiones y desvíos del arco de descarga

Casa particular de Bonilla de la Sierra
(Ávila). Siglo XVII.

Iglesia de San Vicente Mártir. Donostia/San Sebastián.
1574.

 

Iglesia de Sta. María de Eunate. Muruzábal
(Navarra). Siglo XII.

Fachada del Museo Nacional de Arte Romano.
Mérida (Badajoz). 1986.

Edificio agrícola de adobe -arco de descarga
de ladrillo sobre dintel también de madera-.
Borja (Zaragoza).

Testero prerrománico de San Julián de los Prados.
Oviedo. 840.

Testero de la iglesia de San Salvador.
Priasca (Villaviciosa, Asturias). 921.

Testero de la iglesia de Santa María. Bendones
(Oviedo, Asturias). 842.

Iglesia de San Juan Bautista. La Puebla de
Almoradiel (Toledo). Siglos XII-XVII.

Iglesia de la Natividad. Carrascosa del Campo
(Cuenca). Siglo XVI.

Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
Garcinarro (Cuenca). Siglo XVII.

Basílica visigoda de Santa Lucía del Trampal. Alcuéscar
(Cáceres). Siglo VII o IX.

Puerta de San Juan (siglo XIV) tras
agregarle la espadaña unos siglos
más tarde. Laguardia (Álava).

Convento de Santa Clara. Astudillo (Palencia).
Comienzos del siglo XV.

 

 

♣ (clica encima de las imágenes)

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