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Sillares y mampuestos

bestiario

Conjunto de bestias, monstruos y animales reales o fantásticos presentes en el secular imaginario colectivo, que en el arte medie­val se utilizaron copiosamente como decoración interpretativa, ora en la labra (1) de la piedra y la talla de la madera, ora en la iluminación de libros y en pinturas murales.

Procedente de la cultura grecorromana, bizantina y persa, el bestiario entra de lleno en el mundo románico, que lo incorpora a su ámbito más inmediato, la religión, convirtiendo a aquellos seres extraordinarios en portadores tanto de virtudes como de perversiones, por lo que su aparición en códices miniados, capiteles, canecillos, tímpanos (1), gárgolas, metopas, arquivoltas, etcétera, tiene por objeto, amén de inherentes fines artísticos, la enseñanza y el adoctrinamiento, de los cuales se extrae en consecuencia la correspondiente moraleja. Alegoría.

De su amplio espectro, el bestiario más fantástico era también el que más intimidaba a la gente del Medievo, especialmente los seres teriomorfos, tanto en su versión de humano y bestia como cuando encarnaban una mezcla de solo animales, por lo común en actitudes feroces.

He aquí los más recurrentes en el arte románico:

⇒ anfisbena: reptil con una segunda cabeza en la cola; representaba simultáneamente el bien y del mal.

⇒ arpía: cuerpo de ave rapaz, busto femenino o masculino y a veces cola de serpiente; genio maligno que inculcaba en las almas vicios pasionales y causaba la muerte repentina.

⇒ basilisco: cabeza y cuerpo de gallo monstruoso, prolongado con cola de serpiente; de fétido aliento, mataba con sola su mirada a quien pusiese sus ojos en él; simbolizó la muerte de los condenados, a los que trasladaba al infierno, por lo que a veces fue representado como la personificación del diablo, añadiendo entonces rasgos humanoides a su cabeza de gallo.

⇒ bicha: nombre genérico para cualquier fantasía del bestiario, si bien se aplicó especialmente a la representación de una mujer con aspecto de sirena o nereida.

centauro/a: cabeza, tronco y brazos de hombre o mujer, el resto de equino; por llevar arco, a veces se le llama directamente «sagitario»; símbolo ambivalente, encarnaba la lujuria y las bajas pasiones o bien luchaba contra seres maléficos.

dragón: en las Sagradas Escrituras es serpiente feroz con alas, pero el románico le dota también de patas; por influencia bíblica, durante la Edad Media el dragón perdió la condición benéfica que le atribuían las grandes culturas antiguas y pasó a representar el diablo, quien lanzaba fuego letal por sus fauces siempre abiertas.

erinia o furia: cuerpo de serpiente alada, patas y cabeza frecuentemente de perro, se confunde a veces con el dragón; simbolizaba la conciencia, guardiana del orden y de las leyes naturales, cuya infracción castigaba con crueldad.

⇒ esfinge: se representa con cuerpo de león, rostro de mujer y alas; símbolo de vigilancia y justicia.

⇒ grifo: cabeza y alas de águila en un cuerpo de león; conjuraba la mala suerte y protegía a los difuntos.

⇒ hidra: serpiente de varias cabezas, mataba con solo su fétido aliento; era la encarnación de los siete pecados capitales en incesante acecho.

hipogrifo: compuesto de caballo (híppos, en griego) y grifo, por haber sido engendrado mitológicamente por un yegua y un grifo. Los cuartos traseros, cascos incluidos, son equinos, mientras que el resto corresponde al grifo progenitor. Simboliza todo aquello que es imposible o incongruente, y se asocia a los impulsos incontrolados.

lamia: cabeza y torso de mujer muy bella en cuerpo de dragón o de serpiente; procedente de la mitología grecolatina, se extendió con nombres diversos por todas las culturas como asustaniños —los devoraba— y seductora terrible; se le otorgaban grandes conocimientos de arquitectura.

mantícora: cabeza de hombre o de mujer, cuerpo rojo de león, a veces con alas, y cola de dragón o escorpión; comía carne humana y era símbolo de maldad, estimulada por la envidia.

⇒ prótomo: busto de hombre o mujer embrutecidos con rasgos de algún animal, a menudo caballo o carnero; símbolo funerario.

⇒ quimera (es la figura del bestiario más cambiante); entre otras combinaciones puede aparecer con cabeza de león, tronco de cabra y cola de dragón, o cuerpo de cabra con cuartos traseros de dragón, o ser­piente con cabeza de león o tres cabezas diferentes que arrojan fuego por la boca; grandes alas dorsales suelen en algunos casos completar la efigie. Representaba las fuerzas infernales.

sátiro: busto de hombre y resto corporal de cabra; inducía a la lujuria y era símbolo de burla irreverente.

⇒ sirena/o: clasificada también como bicha, tiene busto de mujer o de hombre y, de cintura para abajo, aspecto de pez, a veces doble, o de otro animal; representaba la lascivia y la dejación de las propias ocupaciones.

Este aterrador bestiario de connotaciones casi siempre negativas lo completaban animales menos fieros, como ciervos, monos, liebres, cerdos y cabras con aspecto natural, sin transformaciones. De la parte del bestiario ‘positivo’ hay que citar los leones y una nutrida lista de aves: palomas, pavos reales, cigüeñas, pelícanos, águilas, gallos, grullas, cisnes, golondrinas… y el ave fénix.

 

 

Capiteles con bestiario. Portada de la catedral
vieja de Lérida. Siglo XIII.

Ermita de S. Baudelio. Casillas de Berlanga
(Soria). Siglo XI. Las pinturas del templo
corresponden al bestiario positivo.

Águilas benéficas. Capitel de la iglesia de San
Esteban. Ávila. Siglo XII.

Erinias (capitel) y basilisco (arquivolta). Iglesia de S. Andrés.
Soto de Bureba (Burgos). Siglo XII.

Bestiario de los aliceres en la
techumbre de la catedral de
Teruel. Siglo XIII.

Arquivolta de la iglesia de San Pedro. Miñón de Santibáñez
(alfoz de Burgos). Siglo XIII.

Aves benéficas. Capitel del claustro de la
iglesia de San Pedro de la Rúa. Estella
(Navarra). Siglo XII.

Capiteles con bestiario. Portada (izquierda)
de la iglesia de Santos Cornelio y Cipriano.
Revilla de Santullán (Palencia). Siglo XII.

Águilas benefactoras. Portada de la iglesia
de S. Pedro de Villanueva. Cangas de Onís
(Asturias). Siglo XII.

Guerrero alanceando a un dragón en presencia de
un híbrido con cabeza y pezuñas de toro, y dos
dragones peleando. Portada (dcha.) de la iglesia
de Santos Cornelio y Cipriano. Revilla de Santullán
(Palencia). Inicios del siglo XII.

Ave leontocéfala. Claustro del m.º
de Silos. (Burgos). Siglo XI.

Aves leontocéfalas. Claustro de Mas del Vent, de
procedencia todavía discutida. Palamós (Gerona).
Siglo XII.

 

 

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