Sillares y mampuestos
canecillo
En un templo, cuerpo (1) en voladizo (1) hecho de sillar, ladrillo o madera y puesto debajo del alero a modo de ménsula, aunque no ejerza realmente esa función. El antecedente directo de los canecillos fueron los maderos horizontales que de lado a lado del interior del recinto sostenían la techumbre, y que no solamente apeaban sobre los muros perimetrales, sino que los atravesaban, dejando asomar al exterior sus extremos o canes (1). El canecillo adopta casi siempre la forma del caveto, y tan frecuente es verlo alojar en su vuelta alguna figuración como quedar desnudo de todo ornamento. Como ya se ha adelantado, su apariencia de ménsula no es real, pues tanto el alero como la cornisa (1) que lo montan no lo necesitan para sostenerse. Esta mera función decorativa de los canecillos la cultivó prolijamente el arte románico, labrándolos con toda suerte de figuras, entre las que se han hecho célebres las de carácter exhibicionista, con humanos y animales en posturas grotescas, obscenas y hasta en explícito arrebato sexual.
Cartela (1). Consola. Mocheta (2). Modillón.

Canecillos lisos de la iglesia de Sta. María Magdalena.
Ruedes (Gijón, Asturias). Finales del siglo XII.
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