Sillares y mampuestos
cantos rodados
o guijarros
Piedras de río que por el rodamiento y la erosión a que han sido sometidas por la corriente han adquirido la forma redondeada que las caracteriza y los diversos tamaños que presentan. Abundan en el seno de muchos cauces fluviales, ramblas, riberas, meandros y en la desembocadura de los ríos. De forma masiva y mezcladas con argamasa, se empleaban antaño, a modo de verdugada, para rellenar el espacio resultante entre una y otra hilada (1) de sillares en la construcción de muros. También se usaban y aún se utilizan para empedrar suelos (emborrillado) y para decorar paredes a modo de revestimiento (1). Adoquín.

Suelo emborrillado de una panda del
claustro del monasterio de El Paular.
Rascafría (Madrid). Siglo XIV.
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