Sillares y mampuestos
celtíbero
o celtibero
Pueblo de la península ibérica (1) prerromana surgido por agregación de etnias. De las varias teorías sobre la cultura celtíbera, su confluencia étnica, su delimitación territorial y su datación cronológica, la que goza de mayor consenso científico cifra la aparición de los celtíberos en torno al siglo VI a. e., para acabar su existencia —a medida que avanzaba la romanización— entre el siglo II a. e. y el siglo primero. En lo que respecta a su composición racial parece probado que el pueblo celtíbero se formó tras la fusión de celtas e iberos, pero nunca se ha aclarado en qué proporción ni cuáles fueron las tribus que intervinieron en ella (arévacos, belos, pelendones, olcades, lusones, titos, lobetanos…). En cuanto al territorio, el núcleo de ocupación más importante se localiza en las tierras altas al este de la Meseta y en el Sistema Ibérico, en torno a las cabeceras fluviales del Tajo, Jalón y Duero, de donde se fue extendiendo por otras partes de la Península.
Su aportación a la arquitectura se condensa en el poblado amurallado —a veces con foso (1)—, con casas rectangulares de tres compartimentos, unas adosadas a la muralla y otras agrupadas en manzanas. En la habitación principal sus moradores comían, descansaban y yacían; otro cuarto lo empleaban como despensa, y el tercero como vestíbulo o zaguán. Anejo a cada casa solía haber un corral, también rectangular. Los celtíberos construían los muros con piedra y adobe, y con madera, paja y barro la cubierta (1), a dos o cuatro aguas. Apisonaban el suelo con tierra para aislarse mejor del frío. Al igual que otros pueblos, la diferenciación social se manifestaba en las necrópolis, donde las tumbas de los aristócratas lucían ricos ajuares, armas de bronce y objetos de cerámica fabricados a torno.
Sin duda la inevitable romanización fue dando a los poblados celtíberos un carácter cada vez más urbano, con calles transversales, canales de evacuación de aguas y casas con pretensiones de domus.
Cabe destacar por último que en virtud de las sucesivas inculturaciones algunos asentamientos celtibéricos se perpetuaron hasta el siglo IX.

Muralla y foso celtíberos de Contrebia Leucade.
Aguilar del Río Alhama (La Rioja). Siglos VI a. e.-IX.
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