Sillares y mampuestos
ciborio
En una iglesia, dosel sobre columnas, más pequeño que un baldaquino (1). En el periodo paleocristiano rodeaba y cubría el único altar que entonces había en el templo. Se perpetuó en el rito bizantino y dejó también su impronta, pero en menor medida, en el arte románico. Lo forman por lo común cuatro columnas de aproximadamente tres metros de alto, que se unen por arriba mediante sendos arcos en cuadrilátero, cerrándose con una cúpula o un techo arquitrabado (2). Se utilizó también para enaltecer sepulturas insignes. En estos casos y en la cubrición tardía de altares laterales, lo común en las iglesias era el medio ciborio. Con tamaño más reducido, el cuadrado ciborio suele verse todavía hoy sobre el tabernáculo (1) o sagrario eucarístico, y ocasionalmente en el «monumento» del Jueves Santo.
Con el Renacimiento el ciborio fue ganando en volumen, altura y suntuosidad hasta convertirse en baldaquino, el cual alcanzaría durante el periodo barroco su mayor esplendor.
Edículo (2 y 3). Manifestador. Ostensorio.

Ciborio de altar lateral en la ermita de Ntra. Señora
del Valle. Monasterio de Rodilla (Burgos).
Siglo XII.

Capilla mayor de la iglesia de San Pedro de Alcántara.
Sevilla. Un ciborio del siglo XVII se cobija bajo un
baldaquino del siglo XIX.
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