Sillares y mampuestos
facistol
Atril grande preferentemente de madera y por lo común de primorosa talla, que, a pesar de haber perdido ya la función para la que fue creado, suele estar todavía en el centro del coro de las catedrales, colegiatas, monasterios y otras iglesias distinguidas. Con pequeñas diferencias, aunque con estilos a veces muy distintos, el facistol —con frecuencia labrado con maderas nobles, mármol y bronce— consta casi siempre de cuatro piezas: pedestal o basa, peana, atrilia y tabernáculo o calvario —remate este con múltiples versiones—, conjunto que no supera por lo común los tres metros de alzada. La atrilia, o sea, el atril propiamente dicho, es la parte más destacada y la que da sentido al facistol, pues en él iban recostados los grandes cantorales que concentraban la mirada de los clérigos, monjes o monjas coristas. Sus cuatro caras forman una pirámide truncada para recibir otros tantos cantorales, códices que contienen en grandes caracteres los textos sagrados y melismas gregorianos correspondientes a los salmos, himnos y antífonas del Oficio Divino (hoy liturgia de las Horas).

Facistol (siglo XVII) del coro alto (siglo XV). Iglesia del
monasterio benedictino de San Salvador. Celanova
(Orense).
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