Sillares y mampuestos
frontón
o fastial o fastigio
Forma triangular con que en la Grecia clásica (1) se remataba una o las dos fachadas de los templos. Los romanos siguieron sus pasos. A partir del Renacimiento el frontón se convirtió en el elemento habitual que realzaba tanto los templos cristianos como los edificios civiles importantes, y frecuentemente coronaba también puertas, ventanas, hornacinas y otros cuerpos destacables. Es entonces cuando cobra especial relevancia el frontón curvilíneo —utilizado ya en la arquitectura romana—, que transformaba en arco los dos lados iguales del triángulo. Con la irrupción del barroco, la exaltación del frontón llega al paroxismo con la invención de formas insospechadas y sumamente complejas, que el nuevo estilo (1) lleva a las fachadas y de modo especial a los retablos de las iglesias. Una de sus peculiaridades es la duplicación o triplicación de frontones en un mismo hastial, unas veces como colofón de cuerpos independientes, y otras, por ir inscritos uno dentro de otro.
El espacio interior del frontón triangular o del curvilíneo recibe el nombre de tímpano (2), y en él se alojan a menudo figuras, relieves (1), mosaicos o pinturas.
Gablete. Piñón. Rampán. Ver también este artículo.
Sería interminable enumerar y describir las clases de frontones existentes, en especial los de época barroca. Esta es una muestra de los más conocidos:
∼ aguzado: con ángulo superior muy agudo.
∼ arqueado (1): su trazado es curvo y de gran vuelo, abierto en la parte inferior. Muy del gusto barroco.
∼ calado (1): su tímpano presenta perforaciones que pueden enmarcar una figura o un óculo.
∼ clásico (1): tiene forma de triángulo isósceles obtusángulo.
∼ clasico rebajado o dórico: es el frontón clásico, pero con el ángulo superior muy abierto. Está presente en la mayoría de templos griegos de ancha fachada.
∼ convexo: sobresale del plano del hastial adoptando cierta curvatura.
∼ curvo o circular: un arco sustituye a los dos lados iguales del frontón clásico.
∼ curvo de base truncada: presenta arco completo y base fragmentada en el centro para dar paso a una figura, óculo u otro ornamento que lo invade desde abajo.
∼ doble: cuando un frontón menor se inscribe dentro de otro mayor o se sitúa por encima. El pequeño puede servir de colofón a algún ornamento, cartela (2) o figura que penetra en el tímpano mayor.
∼ entrecortado: se divide en dos mitades para dar cabida y realce a un vaso, una estatua, un busto, un edículo (1), etcétera.
∼ mixtilíneo: se forma mediante líneas rectas y curvas, cóncavas y convexas.
∼ partido: si es recto, sus lados oblicuos no llegan a unirse; si es curvo, falta la porción central del arco. Tanto en el recto como en el curvo los lados fragmentados pueden formar volutas en los extremos partidos. Es el frontón más representativo de la arquitectura barroca.
∼ por volutas: los lados inclinados son dos volutas que enmarcan un busto, una cartela (2), un blasón o una estatua.
∼ románico o frontón-tímpano: frecuente en las portadas románicas, no siempre descansa sobre un dintel, por lo que a veces carece de base.
∼ superpuesto o múltiple: en la misma fachada se suceden varios frontones de forma y tamaño diferentes, siendo predominante el superior.
∼ triangular: tiene la forma de un triángulo equilátero. Muy utilizado en el estilo renacentista.
♣ (clica encima de las imágenes)

frontón clásico
El mal llamado “panteón de Agripa”, que fue
construido por el emperador español Adriano.
Roma. 118-125.

frontón clásico rebajado o dórico
Puerta lateral a la izquierda de la portada
principal del palacio de Carlos V. Granada.
Siglo XVI.

frontón entrecortado
Portada de la facultad de Filología (antigua Fábrica
de Tabacos), antes de ser retirado el escudo
franquista en 2016. Sevilla. Siglo XVIII.

frontón partido recto
Antiguo palacio de los Arcos, ex-convento de
carmelitas descalzas. Plasencia (Cáceres).
Siglo XVII.

frontón románico o frontón-tímpano
Iglesia de Santa María del Azogue. Benavente.
(Zamora). Siglo XIII.