Sillares y mampuestos
hindú
Cualquier manifestación artística que tenga su origen en la India. Si bien habría que decir indio en vez de hindú, ha prevalecido esta última denominación porque las muestras más abundantes y monumentales del arte indio, principalmente templos, llevan el sello de la religión hinduista. El periodo clásico (3) y más conocido del arte arquitectónico hindú abarca los siglos IV-VIII, si bien hasta el siglo XIII se mantuvo en la India la proliferación constructiva de monasterios y templos. Pero mucho antes, con los santuarios rupestres del siglo III a. e. la arquitectura hindú ya había dado muestras suficientes de su propia identidad .
Pero nada de todo ello deja en segundo plano la cultura civil y urbana de los primitivos pueblos indios, artífices de ciudades superpuestas y bien trazadas, dotadas de edificios públicos y calles paralelas con una planimetría regular y simétrica, así como de un avanzado alcantarillado, baños públicos y espacios equivalentes a las palestras griegas. Las casas contaban con un sistema de conducción de agua potable muy adelantado y conocían la técnica de la bóveda por aproximación de hiladas (1) o falsa bóveda. Cual acrópolis fortificada, la ciudad, en lo alto, era rodeada y protegida por una muralla. La fábrica de los edificios era de barro cocido, ladrillo principalmente.
La arquitectura hindú no se agota, sin embargo, en el tiempo aludido; sus abigarradas creaciones religiosas, presentes en todos los rincones del país, abarcan todas las épocas. Además, la actividad colonizadora de portugueses, franceses e ingleses desde el siglo XVI a 1950, y la más reciente expansión del islam en sus dominios, han dejado también su impronta en el arte hindú.

Gran estupa de Sanchi (Madhya Pradesh).
Hacia 235 a. e.

Edificios gubernamentales del Madras High Court.
Chennai (Tamil Nadu). Ejemplar ecléctico de
arquitectura indo-sarracena. 1892.
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