Sillares y mampuestos
necrópolis
Etimológicamente, ciudad de los muertos. Cementerio de las grandes urbes de la Grecia y Roma clásicas (1), que con igual denominación y uso pasó a engrosar el vocabulario de otras culturas, independientemente del tamaño que tuviera la población en la que se asentara. Atendiendo a su ubicación y forma de enterramiento, hubo necrópolis de galería (8) o catacumbales —las más extensas—, que colocaban a los difuntos en los lóculos, cubículos (1) y arcosolios de sus interminables pasadizos, y necrópolis de pozo, que almacenaban ordenadamente en sus paredes excavadas las urnas (1) de la incineración. Entre las necrópolis de superficie, que son las más antiguas, cabe mencionar las destinadas a la inhumación —dar sepultura en tierra al cadáver sin incinerar—, utilizando generalmente cistas, y las rupestres o excavadas en la roca, por lo común antropomórficas o con forma de bañera, frecuentes en épocas prehistóricas y en ciertos ambientes de la Alta Edad Media (visigodos y mozárabes, especialmente). En no pocas necrópolis se han encontrado en las mismas tumbas o cerca de ellas objetos que usaba habitualmente el difunto, como estatuillas y otras esculturas de mayor porte, monedas, armas y algún tesoro, indicativo todo ello de la jerarquía política o posición social de los allí enterrados.
Arca funeraria. Cenotafio. Cipo. Cupa. Columbario. Dolmen. Hipogeo. Lauda. Mastaba. Nicho (1). Sarcófago. Panteón. Túmulo.
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