Sillares y mampuestos
paleocristiano
Estilo (1) artístico sin relevancia desde el punto de vista de la innovación, que se desarrolla en Occidente especialmente a partir del año 380, cuando el emperador Teodosio declara el cristianismo como religión oficial del Imperio, y perdura hasta el asentamiento de los pueblos bárbaros en Europa, en torno al siglo VI. En Oriente tiene su réplica y continuación en el arte bizantino.
Al constituirse Roma como eje de la cristiandad, comienzan a aflorar aquí las primeras manifestaciones del arte paleocristiano, que no hacen sino tomar del arte romano sus elementos fundamentales, tanto en arquitectura como en las artes figurativas sin aportar nada nuevo. Las muestras iniciales, sin embargo, hay que buscarlas en las catacumbas, hipogeos inmemoriales de la capital del Lacio y de otras culturas, que los cristianos utilizaron asiduamente como cementerio y lugar de culto en su periodo de clandestinidad hasta el Edicto de Milán de 315. En ellas expresaron artísticamente su fe con símbolos y pinturas, y configuraron criptas con arcosolios, en los que honraban a los difuntos más ilustres. Con la pax constantiniana a comienzos del siglo IV los cristianos hacen valer la recién promulgada libertad religiosa para instalarse en espacios públicos, y es entonces cuando la basílica, habitual establecimiento administrativo del Imperio romano, toma el relevo como lugar de reunión cristiana, al mismo tiempo que se potencia ritualmente el baptisterio —común también a las religiones paganas—, edificio generalmente exento donde se celebraba el bautismo por inmersión. Los sarcófagos cristianos fueron igualmente una continuación del arte funerario romano.

Vista cenital de los restos de la basílica
paleocristiana de Marialba de la Ribera.
Villaturiel (León). Siglos IV-VI.

Ladrillos paleocristianos de la Bética para el revestimiento
de techos y paredes (Museo Arqueológico Nacional,
Madrid). Siglos IV y VII.
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