Sillares y mampuestos
pinturas románicas
La inmensa mayoría de los monumentos románicos se ofrecen hoy desprovistos de policromía, con los sillares o ladrillos vistos. Pero en origen no fue así. Los colores fueron elemento fundamental para dar vida a la adustez de la piedra o el barro. Bóvedas, muros interiores y a veces también exteriores, arquivoltas (2), tímpanos (1), fachadas, capiteles, frisos (4)…, todo se pintaba en el primigenio arte medieval. Pero al igual que la escultura, la pintura —la mural (1) y figurativa, sobre todo— quedaba supeditada al marco arquitectónico que la acogía y que determinaba el grado de realismo y verosimilitud de las representaciones.
En la muy creyente sociedad románica, mayoritariamente analfabeta, la imagen era un extraordinario medio de adoctrinamiento. En las iglesias los fieles «leían» la biblia en las pinturas de sus paredes, de las bóvedas y los ábsides, y en la imaginería labrada en frisos, capiteles y portadas.
Pero tanto el paso del tiempo como la propia degradación de los pigmentos, así como la iniciativa humana propiciaron su casi total desaparición. Hoy los monumentos románicos nos gustan desnudos, y apenas concebimos que fueran de otro modo. Pero en aquel entonces la obra (2) no se consideraba acabada hasta que no estaba enlucida y convenientemente dotada del oportuno programa pictórico. Con la llegada del pujante románico cisterciense (siglo XII), que propugnaba la vuelta a la austeridad y sencillez evangélicas, se optó por el revoque absoluto de los muros sin añadirles representación alguna o, en todo caso, cubriéndolos de sencillos agramilados (1).
También los alarifes del mudéjar gustaban de enfoscar los muros interiores de sus obras (3) (no así las torres campanario, en las que la combinación del ladrillo visto en frisos, sardineles (1), sebqas, espinas de pez, etc. era precisamente la ornamentación que se perseguía). Su anicónico origen islámico quedaba patente muchas veces en la decoración de las paredes a base exclusivamente de trazados geométricos o del simple revoque.
Ver también estos artículos: 1 y 2

Iglesia de Santa María la Real. Valberzoso (Brañosera,
Palencia). 1484. (Pintura gótica de 1484 alterna con
otra románica del siglo XII.)

Iglesia visigótica (883) de San Quirce.
Pedret (Barcelona). Museo Diocesano
Solsona y MNAC de Barcelona. 1100.

Sala capitular del m.º sanjuanista de Villanueva de
Sijena (Huesca). Reconstrucción virtual de las
pinturas de 1195. Las originales desaparecieron
en su mayoría en un incendio en 1937. Las pocas
que se salvaron están aún en MNAC, Barcelona.

Pinturas descubiertas en 1960 al quitar el revoque
que cubría el ábside de la iglesia de los Santos
Justo y Pastor. Segovia. Último tercio del siglo XII.

Iglesia de Sta. María, Caracena (Soria). Estuvo enlucida
por fuera y por dentro. Primera mitad del siglo XII.
♣ (clica encima de las imágenes)