Sillares y mampuestos
potro de herrar
Estructura de madera o piedra para inmovilizar al ganado caballar y al bovino —especialmente a este último, por no mantenerse a tres patas— a fin de herrarlo, sanearle los cascos o practicarle en las patas alguna cura. En franca recesión desde mediados del siglo XX, el potro de herrar permanece a menudo en pie en los entornos rurales donde ejerció su cometido —especialmente en labores de carga y agrícolas—, como legado patrimonial de aquella sociedad ganadera, suplantada poco a poco por otra que ha hecho de la inexorable mecanización su razón de ser motriz en el transporte y en el campo.
Estaba compuesto por cuatro maderos o postes de piedra en posición vertical, delimitando en alzada (3) un rectángulo —a menudo cubierto con techumbre a dos aguas—, maderos que se reforzaban a su vez perpendicularmente y por arriba con otros tantos travesaños, de los cuales colgaban las coyundas o correas que subían y bajaban a la bestia inmovilizada, mientras en la parte frontal del habitáculo un yugo amarraba la cabeza del animal. De los postes verticales o cerca de ellos sobresalían a poca altura los caballetes o apoyamanos, en los que de forma alternativa se ataban, dobladas, las patas y manos del cuadrúpedo para cambiarle las herraduras o sanearle las pezuñas.
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