Sillares y mampuestos
prótesis
Del griego πρόθεσις, próthesis, término acuñado por la iglesia ortodoxa en relación con la liturgia de la Eucaristía, evocador a su vez del rito hebreo de los «panes de proposición» (en griego: ártoi tês prothéseos), anticipo veterotestamentario del pan ácimo que Jesús de Nazaret consagró en la Última Cena, infundiéndole un nuevo significado. A partir del siglo IV, los primeros templos cristianos destinaban una estancia aledaña al presbiterio para elaborar en ella el pan eucarístico y reservar también allí las especies ya consagradas que habían sobrado de la comunión de los fieles. En la misma estancia se depositaban los vasos sagrados de la santa celebración. Siglos más tarde, al imponerse en la devoción católica la presencia del sagrario como objeto exclusivo de reserva y adoración eucarísticas —alojado en alguna de las capillas del templo—, la prótesis perdió parte de su razón de ser, pero quedó compensada con las funciones de vestidor y ropero que hasta entonces desempeñaba el diaconicon, habitación contigua asimismo al presbiterio, en el lado opuesto a la prótesis. El carácter sacro de estos cometidos y la latinización progresiva de la Iglesia católica en Occidente propiciaron el cambio de nombre, y la prótesis derivó en «sacristía» (de sacer, sacra, sacrum, ‘sagrado’). Desde entonces, aquel modesto obrador adquirió gran relevancia, y en las catedrales, colegiatas, basílicas y otras iglesias importantes la sacristía —no siempre aneja ya al presbiterio— fue objeto de excelentes empeños arquitectónicos y sirvió de palestra para la ejecución de admirables obras (1) de ebanistería, escultura, pintura y orfebrería.
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