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Sillares y mampuestos

trampantojo

arquitectura fingida

Trampa para el ojo. Engaño visual. Se obtiene pintando arquitecturas o figuraciones fingidas en muros, techos o suelos, o induciendo a alguna alucinación visual por la forma en que han sido colocados los materiales, simulando una realidad inexis­tente. Hallamos abundantes trampantojos en cúpulas y bóvedas barrocas, pero también los había habido ya antes en las paredes de las villas romanas y en las iglesias bizantinas prerrománicas, si bien en estos tres casos se advierte claramente la voluntad de decorar y no la de provocar una ilusión óptica. El trampantojo también forma parte hoy del paisaje urbano, dando color y vida a los muros desnudos de algunos edificios o a los andamios de otros en restauración. El humor y la publicidad se han servido y se sirven también de este artificio.

Agramilado (1). Agramilar (2). Esgrafiado. Mural.

 

 

Trampantojo en fachada ciega. Plaza
de los Cedazos. Tarragona. 1995.

La imaginaria calle de Espoz y Mina pintada en una
pared de la calle de la Cruz. Madrid. 1990.

Romangordo (Cáceres). Siglo XXI. (Los
trampantojos pintados en el pueblo
pasan del centenar.)

Casa del Ermitaño (pintada en origen con el aspecto
de abandono que todavía presenta). El Capricho de
la alameda de Osuna. Madrid. Inicios del siglo XIX.

Trampantojo columnario. Cúpula de
San Antonio de los Alemanes o de
los Portugueses. Madrid. Siglo XVII.

Fachada fingida en una casa de la calle Alta. Santander.

Pasillo de la tienda británica Casa
Cerámica. Londres.

Trampantojo cubo de Rubik

Tienda FNAC de productos electrónicos
y de entretenimiento. París.

Bóveda en trampantojo de la escalera Real.
Monasterio de Santa María de Nájera
(La Rioja). 1594.

Casa museo de Arrese. Corella (Navarra).
Siglo XVII.

Bóveda del zaguán. Palacio del Marqués de
Santa Cruz de Mudela. Viso del Marqués
(Ciudad Real). 1586.

 

 

(clica encima de las imágenes)