Sillares y mampuestos
transición
Periodo por el que atraviesan los viejos estilos artísticos en su proceso de decadencia o de mutación hacia las nuevas formas que acabarán suplantándolos. Es un tiempo de medición imprecisa porque transcurre de manera casi siempre inadvertida, durante el cual, y en lo que concierne a la arquitectura, se dan cita en un mismo edificio innovaciones artísticas que conviven con formas tradicionales, plasmándose obras (2) mixtas que hoy, en un intento de clasificación coherente, se hace difícil o imposible asignarles unívocamente una identidad estilística. Y así, en la transición del prerrománico al románico, de este al gótico, del gótico al renacimiento y del arte renacentista al barroco —por citar solo los más conocidos— tenemos en un mismo monumento muestras arquitectónicas que acreditan dicha pluralidad de formas.
No encaja exactamente en este modelo la mistificación de muchas catedrales góticas. Su dilatado proceso de edificación a causa de su propia envergadura, además del freno constructivo de las guerras coincidentes en la época y la irregular financiación de tan magnas obras propiciaron con frecuencia la incorporación a la misma obra del último nuevo estilo. Tras una prolongada paralización sucedía que, al reanudarse las obras, ya eran otras las tendencias artísticas dominantes.
De entre todos los modelos de transición se ha destacado siempre, sin razón alguna, el estilo cisterciense, apelando a que dentro del potente y austero sustrato románico anticipó tímidamente la grandiosidad exuberante del gótico. Pero no se verifica aquí transición alguna, pues el gótico llevaba ya dos décadas escalando el cielo, precisamente en la misma región en la que los monjes blancos comenzaron, veinte años después, a propagar las formas ojivales. Ver este artículo y este otro.
Nada que ver tampoco con la transición estilística propiamente dicha el fenómeno de la sustitución, cuando unas formas ya acabadas de siglos precedentes son suplantadas por otras nuevas que quiebran radicalmente el proyecto original, cosa harto frecuente en la ajetreada historia de tantos monumentos.

del carolingio-lombardo al románico
Iglesia del monasterio de S. Pedro de Roda.
Puerto de la Selva (Gerona). 1020.

del románico al gótico
Iglesia cisterciense de Santa María de la
Oliva. Carcastillo (Navarra). Siglo XII.

del plateresco al renacentista
Escalera de Covarrubias —hoy desaparecida— del
palacio arzobispal de Alcalá de Henares. 1530.

del manierismo al barroco
Iglesia del monasterio de San Jerónimo
de la Concepción. Granada. Siglo XVI.

del renacimiento al barroco
Iglesia del monasterio benedictino de San Salvador.
Celanova (Orense). Mediados del siglo XVII.
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