Sillares y mampuestos
trisquel
o trikele o trinacria
Asentado en la cultura céltica con el significado de “tres alas», es un símbolo curvilíneo con geometrías incisas formado por una figura a modo de hélice de tres álabes en espiral, que se unen en un punto central al estilo de los símbolos solares, como la esvástica. Para los celtas el trisquel representaba la evolución y el crecimiento de las personas, el aprendizaje constante, hasta alcanzar el equilibrio perpetuo entre cuerpo, mente y espíritu. Plasmado como pieza manejable, el trisquel era usado cual talismán que aliviaba fiebres y curaba heridas. Alguna bóveda cristiana luce todavía un trisquel como clave. Se han encontrado también numerosos trisqueles en forma de petroglifos en Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco.
Es muy probable que en el origen del trisquel celta haya tenido algo que ver la trinacria griega: ‘triskeles’ (tres) y ‘akra’ (promontorios), en alusión a los tres cabos montañosos —Lilibeo al oeste, Peloro al nordeste y Pachino al sureste— que dibuja en el mapa la isla de Sicilia, a la que Homero (siglo VIII a. e.) llamó Thrinakrie, nombre que, hacia 1315, Dante Alighieri recogerá como «Trinacria» en la Divina Comedia (no en vano Sicilia ya se había constituido como «reino de Trinacria» en 1302 con Federico II de Aragón). La simbología griega que heredaron los romanos, como lo demuestran algunas de sus monedas, consta de tres piernas dobladas por la rodilla —símbolo de fuerza para los guerreros de Esparta—, unidas junto con las espigas de la abundancia en un punto central por la cabeza protectora de Gorgona y colocadas en forma de hélice, evocando a su manera la conformación orográfica de Sicilia.
Los navegantes normandos que tomaron Sicilia en 1072 exportaron esta trinacria grecorromana a la isla de Man (mar de Irlanda), y de ella hicieron su bandera. El ancestral trisquel celta y la inmemorial trinacria griega vinieron así a hermanarse en la Britania medieval enriqueciendo su simbología.

Trinacria cristianizada como clave de bóveda en
la catedral vieja de Plasencia (Cáceres). Siglo XIII.

Labras castreñas evocadoras de la simbología
del trisquel. Museo Arqueológico del Monte
Santa Tecla. La Guardia (Pontevedra).

Sillar con trisquel reaprovechado en una
construcción rural. Airavella (Allariz, Orense).
Siglo IV a. e.

Trisqueles de la piedra “Fermosa”. Termas del
castro de Briteiros. Guimaraes (Braga,
Portugal). Siglo II a. e.
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