chozón sabinero
Aprisco de planta (1) circular utilizado hasta hace pocos años para guardar y proteger de la intemperie y las alimañas nocturnas el ganado ovino y caprino en la comarca del Alto Tajo (provincia de Guadalajara y sur de Soria). Su construcción de piedra caliza presenta un grueso muro de mampuestos a hueso, con una altura no superior a dos metros, rodeando una sabina de buen porte, cuyo recio tronco desempeña aquí la función de pie derecho, pues soporta radialmente una techumbre de vigas o troncos de sabina llamados “cabrios“ (1) que apean en el muro perimetral, cubiertos de un espeso manto vegetal o “barda” de hasta un metro de espesor, procedente de la poda de la misma sabina y de otras sabinas cercanas. Algunos chozos cuentan además con una aneja cerca o corral al aire libre, que amplía la superficie útil donde recoger el ganado.
Los chozones sabineros se tienen por milenarios en la zona, y respecto de otros rediles como las tainas, las pallozas, las zahúrdas y demás apriscos se diferencian en que forman un todo con la sabina misma, ya que su tronco queda dentro del recinto afianzándolo, así como por la configuración de la cubierta vegetal, hecha exclusivamente de enramaje sabinero, desechamdo otros productos herbáceos.
La querencia moderna por el patrimonio rural y sus tradiciones ha motivado a distintas asociaciones y movimientos vecinales a promover la restauración de algunos de los aproximadamente doscientos chozos existentes, cuyas ruinas quedan todavía en pie en la comarca.