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Sillares y mampuestos

sala capitular

Estancia grande y relevante de los monasterios, sobre todo medievales, que al igual que otras piezas (1) principales comunicaba con el claustro, y donde la comunidad venti­laba las cuestiones domésticas, revisaba la observancia de la regla funda­cional y velaba por el cumplimiento de los votos de su consagración, así como las buenas costumbres de la Orden. Se reunían aquí los monjes o las monjas y, tras escuchar la lectura de un capítulo de su constitución —de donde le vino a la sala el nombre de «capitu­lar»—, se abordaban los asuntos antes mencionados. Común a las órdenes monásticas más antiguas, la sala capitular pasó a formar también parte de los monasterios-castillo de las órdenes de Caballería y, a partir del siglo XIII, de los conventos de frailes mendicantes, perpetuándose con posterioridad en otras congregaciones religiosas más recientes.

Las catedrales y las colegiatas tuvieron igualmente sala capitular para las reuniones respectivas del cabildo y el clero colegial.

El prototipo de sala capitular responde a las hechuras románicas o góticas de los cenobios medievales: destacada portada con vanos arqueados (1), recinto cuadrado o rectangular, bóveda o bóvedas de arista o de crucería —sostenidas por columnas o bien al aire (3)—, sitial presidencial para el abad o la abadesa y banco (3) corrido sencillo o doble para los monjes o las monjas a todo lo largo de las paredes. La habitual ausencia de decoración quedaba compensada por las propias formas arquitectónicas, que condensaban en sí mismas las esencias del estilo (1) allí presente, sin perjuicio de que en la cabecera de la sala figurase una talla o una labra (1) del Crucificado, de la Virgen o del santo fundador de la Orden.

Además de sala de reunión fue lugar de enterramiento, principalmente de abades y abadesas.

Desprovista de la función que desempeñó durante siglos, la sala capitular subsiste todavía hoy en la mayoría de monasterios, conventos y catedrales, y es escenario propicio para, entre otras actividades, albergar museos, montar exposiciones, escuchar conciertos o dar conferencias.

 

 

Monasterio de Santa María. Veruela (Vera de
Moncayo, Zaragoza). Siglo XII.

Entrada a la sala capitular del monasterio
de Rueda. Sástago-Escatrón (Zaragoza).
Siglo XII.

Convento de Santa Inés (monjas clarisas). Sevilla.
1374.

Monasterio cisterciense de Santa María de Piedra.
Nuévalos (Zaragoza). Siglo XIII.

Sala capitular de la Conventual Santiaguista.
Calera de León (Badajoz). Siglo XVI.

 

Sala capitular del convento de Santo Domingo (hoy
Cuartel General Terrestre). Valencia. 1320.

Monasterio cisterciense de Santa María la Real. Fitero
(Navarra). 1190. Posiblemente el primer monasterio
cisterciense de la península ibérica.

Abadía femenina cisterciense de
Santa María del Salvador. Cañas
(La Rioja). Siglo XIII.

Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos.
Segovia. Siglo XVI.

Concatedral de Santa María la Real. Pamplona.
Siglos XVI-XVIII.

Monasterio cisterciense de Monsalud.
Córcoles (Guadalajara). Siglo XIII.

Monasterio benedictino de Carracedo. Carracedo
del Monasterio (León). Siglo XII.

 

 

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